Los latinos trabajadores

No ha sido fácil ver en la actualidad a inmigrantes, ya sean mexicanos o centroamericanos, extendiendo la mano al solicitar dinero, y que los haya es muy posible, pero son la excepción.

En estos casos, la regla general es ver personas anglosajones y afro-americanas en franca petición de unas monedas, lo que contradice su situación de ventaja en comparación con los hombres y mujeres recién llegados al país, sin hablar inglés y sin la legalidad para trabajar.

Estas diferencias deben servir de argumento –uno más- para apoyar la causa de legalización de 11 millones de inmigrantes indocumentados que, si acaso se les ve en las esquinas, cerca de las entradas a las supercarreteras, es que están vendiendo flores, agua, balones, cacahuates, etc.

A ellos se suman los músicos que en forma individual, en tríos, o en duetos, se ven cada vez más en cada restaurante, por pequeño que sea, en un afán por ganarse el sostén, a pesar de las barreras del idioma y de su estatus de ilegalidad. El talento hay que explotarlo y hay quienes hacen alago del mismo.

Debemos estar  muy conscientes de la presencia aquí de no pocos inmigrantes asociados con pandilleros y narcotraficantes que no son el reflejo real de la causa que nos tiene en los Estados Unidos, sino del mal natural de una mínima parte de nuestra comunidad joven, desadaptada y de escasos recursos materiales.

La presencia en la vía pública, literalmente en medio de la calle, trabajando en la venta de artículos, mientras que otros que poseen todas las ventajas sociales se ponen sólo a pedir, es una prueba más (que tantos políticos se niegan a ver) de que estamos en este paæis para hacer el trabajo que otros, con todo y su ciudadanía y el idioma nacional, no pueden o no quieren hacer.