NSN.- El siguiente es un texto de lo declarado el martes por un grupo de ciudadanos mexicanos que sometieron una demanda federal en una corte de México a nombre de 167 personas que han pedido votar en los Estados Unidos, como es común que se haga en consulados y embajadas.
Son muchos los factores que están en la base de esta demanda para obligar, ya que no se ha podido de otra manera, por los medios juridicos, al Instituto Federal Electoral IFE, a actuar y hacer el trabajo que debe de hacer para todos los ciudadanos mexicanos en edad de votar.
Enumerar estos factores sería tedioso, pero aquí están los principales:
Sometemos esta demanda porque se violan los derechos, más que constitucionales, los derechos humanos de más de 20 millones de mexicanos radicados en los Estados Unidos y en otros países, al no facultarseles el ir a votar a un consulado o a una embajada, sitios naturales de votación de ciudadanos radicados fuera de su país.
Porque no han dado resultado los por lo menos 18 años –desde 1994- de trabajo político, legislativo y de cabildeos, en el Congreso de México, donde no se puede encontrar a un le-gislador, diputado o senador, empapado en la materia del voto en el extranjero, mucho menos interesado en satisfacer las necesidades constitucionales y de derechos humanos de sus compatriotas.
Porque, por intereses de poder y control, ignorancia y falta de voluntad, han bloqueado este voto, probablemente debido a los temores del poder electoral de personas conocedoras de cómo trabaja aquí la democracia casi a diario, como se ve en concilios escolares, en la elecciones de comisionados, senadores estatales, diputados, secretarios y jueces, además de las consabidas elecciones para alcalde, gobernador y presidente.
Porque los más afectados son los más necesitados, o sea millones de inmigrantes indocumentados, mexicanos parias que no pueden votar por las autoridades de aquí ni por las autoridades de allá, donde tienen hijos, padres, abuelos y muchos otros familiares.
Porque es ovbio el desconocimiento y el insulto, que integran esta abe-rración vivida en un país que se dice democratico y no alcanza con su voto al que sale de él a trabajar, a progresar, para llevar una vida más digna y sin dejar de llamarse muy orgullosamente mexicano.
Porque, si hay países más alejados como, Polonia, Sudáfrica, Ecuador, Honduras, Colombia y muchos más, donde se tiene establecido el simple proceso del voto en el extranjero, cómo en un país tan grande y tan cercano se niega y sin ninguna justificación, porque es la dignidad del voto y la democracia lo que está en juego.
Porque, se han declarado guerras de nación contra nación y han surgido guerras civiles como la Revolución Mexicana por el derecho al voto, pero se niega a millones de ciudadanos en tiempos tan modernos y de grandes facilidades para la comunicación y ante lo cual todavía se ponen pretextos simplistas como la lejanía, los costos y los presupuestos.
Porque más costó es el voto mocho para millones, pero aceptado solo por 37 mil mexicanos de todo el mundo, que votaron en las elecciones presidenciales del 2006, después de los burocráticos envíos con sobres regis-trados, sellos postales, y de actas y listas. El mismo voto –un poco menos mocho- se ofrece en las elecciones para presidente de México en el 2012.
Porque, si quieren que tengamos la Credencial de Elector, la podemos tener, adquirirla en consulados y embajadas. ¿Que no se puede?, ¿cómo sí se puede adquirir la Matrícula Consular con candados y otros atributos de alta tecnología? Además, la matrícula debe ser aceptada como forma de identidad para obtener la Credencial de Elector.
Porque el IFE conoce la demografía de los ciudadanos mexicanos radicados en los campos, los pueblos y las ciudades de los Estados Unidos y no le ha dicho al Congreso: “no podemos velar por unas elecciones en las que votaría sólo una parte de los mexicanos, denos las leyes para hacer nuestro trabajo. Pero lamentablemente el Instituto ha actuado como cómplice de quienes, por intereses malsanos, no quieren que votemos.
Porque, si hay argumentos sobre fradue y adulteración del proceso en tierras extranjeras, son solo pretextos. Denuncias de fraude las ha habido, las hay y las habrá, aquí y en el más democrático de los países, en cambio, la comunidad de millones de mexicanos ha demostrado madurez y unidad en lo que pide para todos sus coterráneos.
Le apostamos a la dignidad, al derecho que cada ser humano, en edad adulta, debe tener para determinar quién quiere que lo gobierne.
No podemos esperar otros 18 años, ya en 1994 y en el 2000 decenas de voluntarios realizaron elecciones simbólicas a las que acudieron miles de mexicanos a votar, llegaban a esta ciudad de Waukegan y de Cicero, de Elgin y de Blue Island, a ejercer lo que deben ejercer todos los ciudadanos del país que sean, donde estén.
Lejos de nuestra patria, lo más importante que traemos en nuestros corazones y en nuestras mente, es la familia y latierra y el poder votar, un derecho que no se nos ha permitido gozar como a otros mexicanos.