Un año de violencia y de esperanza
De la masacre en un cine de Aurora, estado de Colorado, a la aniquilación inexplicable de 20 niños y seis de sus maestros, en Newtown, Connecticut, aparte de la muerte de un embajador de Estados Unidos y otros cuatro empleados consulares en Bengazi, sumados a las decenas de miles de muertes en la lucha del gobierno de México contra los narcotraficantes, podría decirse que 2012 fue un año trágico.
Sin embargo con el triunfo del presidente Barack Obama, apareció una luz de esperanza para 11 millones de inmigrantes indocumentados después de que los ciudadanos latinos y de otras minorías, inmigrantes e hijos de inmigrantes, rechazaran a las voces provenientes del Partido Republicano y de otros grupos de extremistas que, si no los rechazaba, tampoco los incluía en sus planes de gobierno, menos como parte del futuro de la Nación.
Millones hablaron el 6 de noviembre y hoy se señala hacia una pronta legalización de indocumentados, una percepción esperanzadora reafirmada por Obama la semana pasada, tres días antes de la recién pasada Navidad, cuando le dijo a David Gregory de la cadena NBC que “la reforma migratoria tiene qué darse este primer año, veo todas las posibilidades porque ahora hay apoyo de los republicanos”.
Obama contestaba a la pregunta sobre si había algo más importante qué hacer por él aparte de solucionar el caso del “abismo fiscal” y de terminar de aplicar el sistema de salud conocido como Obamacare, indicando que en importancia le seguía la reforma migratoria.
El empoderamiento político de los latinos no solamente se vio en los millones que votaron en noviembre, también se notó en las caras latinas que se vieron tanto en la Convención Republicana como en la Demócrata donde surgieron las voces de Ted Cruz, ahora senador federal, así como la cara joven y fresca del alcalde de San Antonio, Julián Castro y la de su hermano, Joaquín, quienes han hecho pensar que no pasaran muchos años en los que haya un latino gobernando desde la Casa Blanca.
Si se vio violencia, se habló de soluciones, se vieron logros en lo social y en lo político, se habló de posibilidades. En suma el 2012 terminó con una mezcla agridulce de realidades que deberemos enfrentar con decisión en los próximos 12 meses.
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