Oprah Winfrey ha transmitido su último programa con el cual termina en Chicago, la etapa más importante de su carrera, 25 años de un programa de entrevistas, un “talk show” que hizo una mella muy positiva en la televisión, derribando tabúes con temas jamás expuestos.
Oprah, continuará en la industria de las comunicaciones por medio de su revista “O” y su cadena de televisión OWN, su presencia se hará sentir en varias décadas más, quizá no de la misma forma como en el cuarto de siglo que termina.
Sus logros, sus metas alcanzadas, la importancia de su aporte a la sociedad estadounidense y al mundo en general, son un reflejo de lo que alguien puede hacer en los Estados Unidos, cuando se lo propone.
Se puede atribuir el éxito de Opra a su inteligencia, su preparación y su carisma, pero es de dudarse que en otro país haya logrado hacer lo que hizo en los Estados Unidos, hasta convertirse en la mujer más poderosa en la industria de los medios de comunicación, amasando una fortuna consistente hoy en 2,700 millones de dólares.
El triunfo de una mujer afro-americana es un claro reflejo del cambio positivo que se ha registrado en la sociedad norteamericana, donde toda persona, independientemente de su raza o de su estatus social y económico, puede lograr lo que se propone, si utiliza bien y en forma justa los medios a su alcance, sin exageraciones, excesos o abusos.
Si la etapa que ha cerrado en Chicago esta pionera de la televisión, habla bien de Oprah Winfrey, habla todavía mejor del país, en el cual ha quedado bien establecido que se abrió a todos con una cultura que combina el estudio, el trabajo y la superación, a la que tienen alcance todos y que sirve de mensaje y de inspiración a millones de habitantes de este país, que todavía nos podemos llamar inmigrantes, y para quienes puede haber también las mismas oportunidades.