En Marzo del 2010, se cumplieron 50 años del horrible asesinato de tres mujeres de la comunidad de Riverside, Illinois. Lillian Oetting, Frances Murphy y Mildred Lindquist, tres mujeres maduras, madres de familia y esposas de hombres de negocios de Chicago, salieron de fin de semana hacia el Parque Nacional de Starved Rock, cien millas al sur de Chicago. Luego de registrarse en el pequeño hotel del pueblo y haber comido de manera generosa, decidieron salir a caminar entre la belleza invernal del hermoso parque.
Estaban a tan sólo una milla del hotel cuando fueron atacadas. Sus cuerpos fueron descubiertos 2 días después, sus maridos desde Chicago intentaron desesperadamente de dar con ellas. Según los reportes de la época, las mujeres fueron atadas de manos, dos de ellas habían sido abusadas sexualmente pero las tres habían sido asesinadas con un leño.
El asesino no había tenido compasión pues las mató boca arriba, es decir los golpes habían sido en la cara y la frente. Sus rostros estaban totalmente desfigurados y una de ellas tenía la quijada desprendida. Así de salvaje había sido su muerte. Para la mala fortuna de los investigadores, 4 pulgadas de nieve cubrían los cuerpos, perdiendo pistas valiosas para encontrar al o, los culpables.
Era necesario encontrar al desquiciado asesino a como diera lugar y finalmente llegó semanas después en la persona de Chester Weger, lavaplatos del hotelito donde las mujeres se habían hospedado. Las evidencias que ligaban al hombre de apenas 21 años, eran unos rasguños en su rostro y el cordón con el que había amarrado a las mujeres. Un carrete del mismo cordón fue hallado en la cocina del lugar.
En un principio, Chester Weger negaba su participación en el salvaje triple asesinato pero bajo presión y severos interrogamientos, confesó el delito. Sin embargo el acusado en pleno juicio aseguró que la confesión fue obtenida a base de amenazas contra su persona y su familia. De cualquier forma, el jurado lo condenó a purgar una triple condena perpetua.
Chester Weger hoy es un anciano de 71 años y le ha sido negada la libertad condicional mas de 24 veces. Sigue declarando su inocencia y alega que la ciencia forense lo puede liberar pero la evidencia tomada de la escena del crimen en 1960 ha sido cuestionada por haber sido mal obtenida y demasiado contaminada. Lo más seguro es que Chester Wegen muera en la cárcel.