Inaugurada hace 13 años la llamada “Plaza del Águila”, en el corazón del barrio de Pilsen, está desolada.
El propio monumento ha sido objeto de constantes fechorías y los maleantes le quitaron las hojas de parra que adornaban la columna para venderlas como “chatarra”, mientras que la basura abunda en los jardines que lo que menos tienen son plantas.
Ha faltado la vigilancia apropiada para impedir abusos de quienes ahí se reúnen, generalmente hombres que sin tener trabajo ni dónde vivir, se la pasan a veces ingiriendo bebidas alcohólicas.