En uno de las decenas de debates que realizaron los aspirantes republicanos en New Hempshire, brotó un caso poco conocido, pero que arrojó luz al importante renglón nacional de las adopciones.
Tres de los aspirantes lamentaban el hecho de que por ser una organización religiosa apegada a su doctrina de fe, a Caridades Católicas se le negara el derecho de administrar anualmente miles de casos de adopción porque esta agencia se negaba a dar niños y niñas en adopción a parejas del mismo sexo. Lo que es más importante del caso expuesto, fue el de miles de niños a quienes se les privaba de ser adoptados por un matrimonio de padre y madre.
Los aspirantes presidenciales no citaron el caso de Illinois pero como si estuviesen hablando de esta entidad donde Caridades Católicas ha dejado de encabezar importantes casos de adopción porque el gobierno del estado determinó que sus fondos no podrían ir a una organización “discriminatoria”.
Lo admirable, en el caso particular de estos candidatos, fue se apoyo a Caridades Católicas independientemente de sus convicciones de fe. Reconocieron en esta agencia las décadas de servicio y la calidad de su labor en favor de miles de niños de diferentes razas y creencias religiosas.
Pero, ¿Se puede respetar la fe en la que está basada una organización como Caridades Católicas y su destacada misión a favor de los niños, sin desconocer el derecho de una pareja del mismo sexo que desea adoptar? Es un caso que debe ser revisado por tanto senador estatal católico que integra la Legislatura de Illinois. Si es bien cierto que se debe respetar la igualdad de derechos de las parejas “gay” también debe tomarse muy en cuenta los derechos de los niños y la opinión de sus padres biológicos, sin menospreciar tampoco la excelente labor que durante décadas ha realizado Caridades Católicas.
Nuestros representantes en las dos cámaras del Congreso de Illinois, tienen la palabra.