Las victorias pertenecen a los ganadores que son quienes deben promover el triunfo obtenido, de lo contrario no faltará a quienes se olvide lo ocurrido y distorsione los hechos a su favor. Eso está pasando con la Guerra Cristera, la lucha armada de católicos que se lanzaron en armas contra el gobierno al ver pisoteados sus derechos de libertad de culto y de religión.
Debido a que la guerra de los años 20’s ocurrió terminadas las luchas de la Revolución Mexicana, ha resultado fácil a los enemigos de la Iglesia Católica desinformar y confundir, y el resultado lo hemos visto hasta en Chicago, donde recientemente se realizara una exposición fotográfica y de la Guerra Cristera, sin que se mencionara nada de la verdadera causa de los enfrentamientos que cesaron con aquel Modus Vivendi una vez que el gobierno del general Plutarco Elías Calles (fundador del PRI) viera cómo los soldados cristeros sumaban más de 40,000 casi igualando la cantidad de las tropas del gobierno.
No pretendo aclarar todo, en estas 600 palabras, pero sí dar un campanazo de atención a los mexicanos, especialmente a los que son católicos, que deben apreciar los logros de aquella guerra, iniciada por hombres y mujeres valientes que se reusaron a recibir órdenes que iban en contra de su fe.
No fueron sacerdotes los principales líderes cristeros, fueron laicos, hombres que temían a Dios de gran apego a su Iglesia, quienes murieron heroicamente en manos del ejército, héroes que se distinguieron cuando antes de ser fusilados por el ejército gritaban ¡Viva Cristo Rey! (De ahí lo de “cristeros”), tres palabras que aún resuenan en las iglesias en forma de cánticos en homenaje a Cristo y a quienes dieron su vida por su religión.
Recientemente la Federación Jalisciense festejó en el suburbio de Melrose Park, el aniversario del martirio del sacerdote cristero Toribio Romo, originario de Jalostotitlán, Jalisco, quien, como otros mártires cristeros, fuera canonizado por el Papa Juan Pablo II y ascendido a los altares como San Toribio, pero en el anuncio de dicha celebración poco se citó la guerra cristera ni el clásico ¡Viva Cristo Rey!, ni cómo el padre Romo fue capturado por el ejército y fusilado simplemente por proteger a los fieles de su parroquia. Como el Padre Romo, murieron decenas de sacerdotes y miles de fieles católicos en manos de los soldados que tenían como máximo comandante al presidente Calles.
Será por timideces políticas, será por temores mal fundados o ignorancia pura, pero hay que recordar una y otra vez la Guerra Cristera en sus verdaderas proporciones, una gesta en la que los mexicanos ganamos la libertad de culto que hoy tenemos en México, además del triunfo con la sangre derramada que ha producido muchos santos que hoy son ejemplo para el mundo, especialmente para los mexicanos inmigrantes, para quienes han resultado tan milagroso San Toribio Romo.