Siempre que hay tragedias entre jóvenes, niños victimas de abusos, de pequeños que mueren en incendios, comúnmente surge sólo el nombre de la madre, y cuando tengo la oportunidad hago la pregunta a los cuatro vientos: ¿Y el padre, donde estaba? Porque esos menores son el producto también de un hombre y necesitan de su protección.
Hoy se promueve más que nunca, como positivo, el estatus de la madre soltera; en el reciente debate de los candidatos mexicanos a la presidencia, más de uno habló sobre el necesario apoyo a las madres solteras y en un anuncio comercial de radio y televisión difundido en Chicago, una joven decía: “yo, como madre soltera” y proseguía a recomendar un producto anunciado.
Con mucho respeto toco el tema porque la mayoría de las madres solteras son grandes luchadoras, ejemplo de tesón y dedicación, pero ellas mismas pudieran coincidir en que es mejor que sus hijos e hijas crezcan con el amor junto del matrimonio y habrá quienes digan que el crear hijos sola, no se le desean a nadie, entonces hay que lamentar lo que parece celebrarse y enaltecerse.
No olvidemos que el equivalente al aceptado concepto social de madres solteras, en la mayoría de los casos, equivale a aceptar que haya hijos sin padre.
Parece que no tener marido parece ser la regla, no la excepción, se enaltece el estado truncado del matrimonio. Sí, es cierto, la madre soltera necesita apoyo, debe apoyársele, pero también a las madres que no lo son, a los matrimonios que hacen grandes esfuerzos por mantener la unidad, que se hacen responsables de sus compromisos con ellos y con sus hijos.
Si hay buenos hijos de madres solteras, serían aun mejores si fueran de padre y madre, pero hay un populismo disfrazado de compasión al aplaudir toda la ayuda que se le pueda dar a las mujeres solteras que tienen hijos.
Cuando se aplaude a las madres solteras, se está apoyando lo que originó su situación: la irresponsabilidad de gozar una relación sexual, solo por gozar sin pensar en las consecuencias, y lo peor, se le da vuelo a la idea del padre –si acaso puede llamársele así- que va aquí y allá preñando mujeres con la alegre idea de que el gobierno se hará cargo de esos hijos, y se hará cargo si, pero no de darles amor y de verlos crecer cubriendo sus necesidades básicas que solo padre y madre pueden dar.
Mientras se siga enarbolando el estatus de las madres solteras que no es otra cosa que una falla de la sociedad en general, habrá más hijos sin padre, cuando lo que hacen estos es cubrirse con un machismo mal parado que de hombría no tiene nada.