No perdamos la amistad en la política

Hay quienes asumen erróneamente que por ser panista no me hablo con los activistas de los demás partidos mexicanos que, como otras personas afiliadas al PAN, también hacen esfuerzos desde aquí porque su partido destaque, al igual que sus candidatos. Creo que fuera de las diferencias políticas tenemos muchas cosas en común.

Hacer política “a la americana”, o sea, sin perder la amistad con los integrantes de otro partido, es lo más sano del mundo y desgraciadamente dudo que esto se practique en otros países, si acaso se hace en Europa, no sé que se haga en América Latina, Asia o África. El candidato que pierde debe hablarse y si es posible convivir con el que ha ganado y esperar la oportunidad de ganar en contiendas posteriores porque es lo que se espera, son los retos de la democracia.

Cuando Frank DeÁvila perdió en el mes de julio la campaña para ser diputado por el segundo distrito de la legislatura estatal de San Luis Potosí, llamó al ganador priísta para felicitarlo y ambos dialogaron, entre otras cosas, sobre las difíciles circunstancias de la campaña. La mayoría de los políticos mexicanos no lo hace, lo que crea un ambiente malsano en la política que influye peligrosamente en el mismo gobierno que, se supone, está para todos.

El presidente Felipe Caderón hizo bien en felicitar al ganador, a Enrique Peña Nieto, quien derrotó a la candidata de su partido, no había más qué hacer que aceptar la derrota y seguir adelante, que la rivalidades de los líderes de la política nacional no obstaculice la marcha del país.

Los políticos y el pueblo en general y me refiero a los mexicanos, deben saber que hay cosas más importantes que sus planes personales, más todavía que los programas de sus partidos, que es el país, una nación de más de 100 millones de habitantes que merecen un país en marcha, no detenido por venganzas administrativas y rencillas políticas.

En esta contienda por la Casa Blanca, es cierto lo que cada quien ha dicho de su rival, que “es una buena persona” y agregan, “un ejemplar padre de familia”, y continúan con la parte que los tiene en contra: ideas, planes proyectos y supuestas fallas, pero lo hacen bajo una base de caballerosidad y dignidad, para dar lugar después al diálogo a la convivencia, al traspaso de poderes, a la formación de un nuevo gobierno.

Creo que debemos ser congruentes con la política y tenerle confianza a la democracia, tan cuan imperfecta sea, sin perjudicar nuestras relaciones sociales y de familia en algo que da vueltas, que va y viene, que cambia solo con nuestra participación, apoyando a uno u otro candidato.

 

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