Que no quede lugar para la controversia ante un hecho para muchos irrefutable: la principal riqueza de las naciones está en su gente, no obstante, mientras hay quienes se alarman ante la sobrepoblación, hay gobiernos de diferentes naciones que se alarman ante la falta de niños y jóvenes y temen perecer como un país de viejos.
Parece simplista la idea de que “Dios manda a cada niño con su torta debajo del brazo”, pero aparte del divino valor de la vida humana, existe una explicable realidad cuando vemos numerosas familias que progresan y familias pequeñas en problemas económicos, aunque, de sobra está decirlo, no es esa la regla, sino la excepción.
En los Estados Unidos, la fuerza laboral de los jóvenes, en un 40% hispana, está produciendo en impuestos el dinero que tanto necesitan los jubilados de hoy en su cheque mensual, esto, aparte de los billones de dólares que llegan al fondo del Seguro Social proveniente de millones de obreros indocumentados que no podrán reclamar ese beneficio.
“Los hispanos son la salvación de Chicago” dijo hace 30 años el alcalde Harold Washington, un dato que apenas está llegando a los líderes del actual status político de la Nación que deben también aprender a sumar, no solo a restar, en algo tan básico como son los recursos humanos.
Esta semana, los números arrojados por el censo son satisfactorios, en el 2013 la cantidad de habitantes de este país llegará a 315 millones con un ritmo de crecimiento de un nacimiento cada ocho segundos versus las muertes que se producirán una cada 12 segundos.
Motivo de gran alarma sería que se estuviesen produciendo más fallecimientos que nacimientos.
You must be logged in to post a comment Login