Defiendo al presidente Barack Obama en el caso de la reforma migratoria, algo que tenía que ingresar al escenario de un gobierno integrado por la cortes que aprueban o rechazan, del congreso que acuerda, propone o no pasa y de un presidente que puede proponer pero necesita la venia de los congresistas para que se aplique lo que desee.
En este contexto, Obama prometió en su primera campaña una reforma migratoria pero al chocar con las divisiones en el Capitolio y si de algo se le puede acusar es de no haberse esforzado más para que la reforma se hiciera, no obstante, en agosto del año pasado empezó a fabricar su propia reforma por la vía ejecutiva.
No se de leyes constitucionales ni de abuso de poder, pero si acaso alguien en la política de los Estados Unidos sabe de lo que se puede hacer con la Constitución, es el mismo Obama quien se graduó en esa materia de la Universidad de Harvard.
Al otorgar el derecho de estancia temporal a una parte de los inmigrantes indocumentados traídos a este país siendo niños, hizo lo que debía hacer, aplicar lo que es justo a favor de quienes no son culpables de nada, terminando 10 años de espera por una cláusula legal que permitiera a estos jóvenes estudiar y trabajar legalmente, pero los ya esperados cantos de sirena fueron lanzados por ciertos republicanos y por los acólitos del Tea Party, ¡Es anticonstitucional! ¡No lo puede hacer! Y hasta la fecha nadie se ha movilizado para enjuiciar a Obama por “violar” la Constitución.
La semana pasada, el presidente dio otra orden ejecutiva para que Homeland Security se prepare para entrevistar a partir del 4 de marzo a padres y madres indocumentados con hijos nacidos aquí (posiblemente un millón) para que no sean deportados dejando en el desamparo, durante varios años a sus hijos y esposa/o, pero los mismos extremistas no se hicieron esperar y protestaron elevando la bandera de la Constitución, pero, una vez más, nada de lo que digan trascenderá, sus argumentos son los mismos con los que advertían a Mitt Romney de que no tomara el camino de Reforma Migratoria, misma que quieran o no, se dará este año.
Y si acaso el Presidente tuviera que dar otra orden ejecutiva, sería para que los inmigrantes radicados aquí desde hace, digamos, 8, 10 o 20 años, o más, reciban su “green card” si no tiene graves antecedentes policiacos, pero no, esta última orden ejecutiva no será necesaria, los expertos en las alarmas protectoras de la Constitución saben que no ganarán nada con su retórica antiinmigrante, la misma que no les resultó en las elecciones de noviembre.
Una reforma migratoria incluyente se dará en cuestión de meses, su aprobación, más que necesaria, es urgente y ya ha pasado mucho tiempo y ahora sí se hará con todo el apoyo de Obama que nada tiene que perder después de ganar las últimas elecciones de su vida.
Mientras tanto, los del Tea Party y compañía se quedarán con la infantil teoría de que “el sol sí se puede tapar con un dedo”.
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