Es de propio hablar de los gobernantes y políticos que fallecen, de lo que hicieron, de lo que se les “debe” por diferentes obras, leyes, frases, y demás, no así de otras personas, aún menos en el mundo de los inmigrantes latinos.
Dedico este humilde homenaje a mi tocayo, Ezequiel Montes, quien hizo muchas obras en la prensa escrita como pocos, creo que como nadie en el país, buscando siempre “algo” para la prensa escrita en español, no solamente la del área de Chicago, sino la de otras ciudades.
Los dueños de publicaciones, no solo teníamos en Ezequiel a un amigo, sino a un guía, a una persona que pudiéramos poner como ejemplo de como se hacen las cosas en forma profesional, en forma leal y caballerosa.
“Tocayo, como estás, como anda tu periódico”, palabras de apertura para la conversación en la que obviamente surgía el tema de mi socio, León Martínez y se enriquecía con algunos datos interesantes sobre lo que podíamos hacer para nosotros “los demás ya tienen” decía refiriéndose a publicaciones que no son de propiedad latina y lo que expresaba sin amarguras, sin ningún afán de criticar o atacar, era la verdad sencilla, la contenida en sus expresiones, la que no tenia vuelta de hoja.
Músico de profesión y felizmente casado con la señora Rosie, fue eso tal vez lo que le hacía mostrar constantemente una sonrisa y a veces hasta una carcajada que en él, era discreta pero sincera, pero lo que nos dejó Ezequiel no se queda ahí, nos dejó el afán de organizarnos, no necesariamente como dueños de periódicos, sino de organizarnos y punto, pero lo de las publicaciones hispanas de Illinois y de los Estados Unidos, fueron las principales beneficiarias de su trabajo y de su compromiso.
Lo vi movilizarse en convenciones en Miami, Las Vegas y la Ciudad de México, mi tocayo puso a Chicago en el mapa de las publicaciones hispanas del país en forma preponderante y respetable, siempre, con la intención de unirse y organizarse para obtener lo que nos toca como dueños de una publicación, y si acaso alguien dice que poco se logró en términos económicos, Ezequiel nos dejó la muestra de cómo hay que trabajar profesionalmente, para abrir más puertas en agencias de publicidad, en instituciones gubernamentales que deben distribuir más y mejor sus recursos en términos de publicidad.
Al trabajar con los demás –y a veces solo- él sabía que los resultados iban a ser para todos, especialmente para los que no tienen. Ese es el Ezequiel que extrañaremos, la fuente de información, de consulta, de consejos, del empresario a quien le gustaba mejor ser colega, compañero, amigo, un ser imposible de reponer.
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