¿Es que Emanuel no puede?

El viaje de este viernes del presidente Barack Obama a Chicago, tiene un pesado trasfondo político de lo mal que anda nuestra ciudad, con un alcalde que parece que no encuentra la forma de disminuir el elevado índice de homicidios.

Para Obama, el alcalde de Chicago no es “cualquier” alcalde, es su amigo, su exjefe de personal, su ex-consejero político, pero su presencia aquí es una indicación de que ni el alcalde ni el superintendente del Departamento de Policía, Garry McCarthy, pueden con el paquete, a eso precisamente se debe esta visita presidencial que ellos no pedían, que no era su deseo, pero la misma sí era solicitada por líderes comunitarios.

Las ventajas para el caso de La violencia armada en la ciudad, consistirá en que el mandatario expondrá cómo Chicago no es un caso aislado, que es el reflejo de lo que está mal en el país y que el Congreso debe de actuar pronto y en forma drástica para evitar que aumenten los crímenes con armas de fuego.

No obstante, aunque en forma indirecta, el mensaje presidencial ya ha sido enviado: ha faltado visión y capacidad para enfrentar la crisis del crimen en esta ciudad cuando en otras, el índice de la criminalidad de este tipo va en descenso, y que algo que debe hacerse para combatir el problema, no se ha hecho.

Las preguntas tácitas provenientes de todos los rincones de la ciudad no se han hecho esperar: ¿por qué no hay más policías?, ¿De dónde provienen las armas de fuego?, ¿Por qué no se desarma a los pandilleros?, ¿Por qué sólo en los barrios negros hay tantas muertes?, pero las respuestas no han sido producidas ni por McCarthy ni por Emanuel, de ahí, en parte, el motivo de la visita de Obama, quien dijo hace un tiempo que (Emanuel) era el mejor elemento político, capaz gobernar Chicago, después de que Richard M. Daley anunciara su jubilación de la política, hace tres años.