NSN.- La derrota de Saúl Álvarez no dolió tanto a la afición, la conocedora que sabía que sólo un milagro podía haberle dado la victoria al mexiocano sobre el escurridizo Floyd Mayweather, y el milagro no llegó, simplemente porque, como el mismo Canelo lo dijo: nunca pudo conectar a su rival, nunca pudo encontrarlo, debido a que el afroamericano realizó pelea, tal como la tenía programada, y punto.

Sin embargo, el vestidor del tapatío parecía un funeral, su entrenador “Chepo” Reynoso, quien después de cada pelea de su pupilo animaba los vestidores con sus cantos, la noche del sábado, con la cabeza abajo, solo contemplaba el piso y la madre del boxeador, Ana María, caminaba por primera vez hacia esa habitación pero sin cánticos ni aplausos, al igual que dos de los seis hermanos mayores del Canelo.

Esta ocasión el popular boxeador no pudo, eso es, no pudo ganarle a su elusivo rival y así lo dijo, lo buscó y lo buscó, poco faltó para decir que se había desaesperado, tal como le ha pasado a los anteriores rivales del “Money”, pero a doña Ana María, nadie podía consolarla y máxime que solo unos minutos después de terminar el combate, las pantallas grandes del estadio habían cambiado la publicidad a la del Cirque du Soleil, y afuera, en Las Vegas Boulevard, los autobuses ya llevaban carteles del próximo evento boxístico: Timothy Bradley vs. Juan Manuel Márquez .

Tal vez lo rescatable de la noche fue que Álvarez, quien nunca había ganado un cifra de 8 dígitos, en esta ocasión se ganó 12 millones, casi lo mismo que ganó en todas sus 43 peleas anteriores, y a los 23 años, puede no ser una derrota 100% y un mejor futuro podría estar por venir, tal vez el Canelo –en una revancha- le gane a Mayweather, pero ninguna de esas posibilidades hacían sentir mejor el ambiente en su vestidor, y la interrogante se abre: “¿el ‘Canelo’ es bueno simplemente o será muy bueno?”…el tiempo lo dirá, su gran ayuda es la edad…23 años.