Por Maragert Carlson
¿Aprenderán los adolecentes?, Usted cree que los suyos sí y tal vez, y lo más seguro es que sea eso lo que esperan los padres cuyos hijos han estado tan avergonzados al verse desnudos en fotos y unos hasta han optado por quitarse la vida.
El “sexting” continuará a pesar de la miseria que causa y la esperanza de que eso los aburra y se dediquen a otra cosa. Hay dos casos muy sonados ocurridos en este mes: la difusión más extensa a lo largo de seis condados de Virginia donde más de mil fotos de chicos de 14 y 15 años puestos por otros 100 adolecentes a través del Instagram.
Lo divertido terminó cuando una madre encontrara las fotos en la cuenta del Instagram de su hija estaba en un jueguito del “te enseño el mío si tu me enseñas el tuyo”, con lo cual los adolecentes intercambian fotos de diferentes desnudos hasta que se encuentran con la suya propia. En el segundo incidente varios estudiantes de una escuela de Barrington, Illinois, al noroeste de Chicago estaban “sextiando” y ¿qué sería lo que iban a hacer después?
La policía investiga los dos casos y podría hacer acusaciones criminales. La foto de un menor de edad desnudo, es considerada pornografía infantil. Los adolecentes no saben eso, ni cómo impedirlo. En una fiesta o en un dormitorio, toman la foto de los genitales u otras partes del cuerpo lo que parece algo tonto y quizá divertido. (Los adultos también hacen cosas estúpidas, vean al ex-congresista Anthony Weiner, también conocido como “Carlos Danger”).Tomar una foto al desnudo y reemplazarla o por una figura o disfrazarla puede ser algo bueno. Puede hacer reaccionar al chico más estúpido.
Mientras tanto, qué pasa con los padres. Entienden el riesgo pero a veces ponen como pretexto el derecho de privacidad de sus hijos y no intervienen, como si un adolecente que, bajo el efecto de sus hormonas no piensa en lo que hace, que debe tener su sexting privado mientras sus papas pagan el teléfono “inteligente”
Invada todo lo que quiera. El precio de contar con un teléfono con textos ilimitados, pagado por los padres no puede arruinar su vida ni las de los demás con el sexting. Así como existe el control de los padres sobre lo que deben ver sus hijos en la televisión, existe una tecnología a la mano para monitorear los objetos que traen sus hijos en las manos. Alguien puede enviar al padre la fotografía tomada por su hijo antes de que sea difundida.
Los padres deben saber que en estos días no hay mecanismos para evitar vergüenzas y tampoco los había cuando yo era adolecente, pero en aquellos años los errores no gozaban de tanta difusión.
La urgencia por compartir imágenes es tan grande que en un caso muy notado, varios integrantes de un equipo de futbol de Steuville, Ohio, tomó fotos de sus actos de conducta criminal al violar a una joven, uno fue captado mientras se orinaba sobre la víctima y presumió de la acción mandando la foto por Internet.
En corte, las fotos sirvieron de prueba para su castigo y el procurador de Ohio, Mike DeWine, investigó a los adultos que había tratado de ocultar las evidencias que después fueron acusados y encarcelados. Tal vez ese caso no tuvo suficiente difusión como para disminuir la práctica del sexting porque aparentemente continúa siendo endémica. Si en los casos de Virginia y Barrington se hacen cargos criminales, esperemos que cause grandes titulares y se conviertan en lecciones para los estudiantes de la secundaria, quizá es lo que toma para algo positivo les entre en el cerebro.
Mientras tanto, ponga una niñera en forma de dispositivo en los teléfonos de sus hijos, hágales saber lo que ya saben: que su privacidad ha sido invadida y que ya nadie cuenta con ella.
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