Era un día soleado en el sur de California, cerca de las doce del mediodía, una terrible tragedia se cernía sobre el poblado de Cerritos. A más de 6 mil pies de altura, un Douglas DC-9 de Aereoméxico, comenzaba su descenso antes de aproximarse al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles cuando una pequeña avioneta cruzó su trayectoria. Ambas aeronaves chocaron en pleno vuelo.
El alerón de control de altura del DC-9 partió en dos al avión más pequeño, sus dos tripulantes murieron al instante decapitados. Las ruinas de la avioneta cayeron en un patio escolar despoblado. Mientras en el aire, el DC-9 con 67 personas abordo incluyendo a 6 tripulantes comenzaba a caer sin control. En el percance había perdido los estabilizadores de dirección y de altura y se dirigía hacía una muerte segura.
El avión caía en picada en forma invertida a una velocidad de 400 kilómetros por hora, en tierra nadie se daba cuenta que desde el cielo venía la muerte. El enorme avión cayó en el vecindario donde se juntan las calles de Holmes Avenue y Reva Circle en Cerritos, matando a otras 15 personas. Existen decenas de fotografías del avión herido de muerte cayendo precipitadamente a tierra.
El tremendo impacto destruyó 5 casas por completo y dañó severamente otras siete. La torre de control del aeropuerto angelino al perder contacto con el avión de Aereomexico, pidió a un vuelo de American Airlines localizar al avión desaparecido. El capitán del vuelo 333 de American reportó una enorme explosión y una gran columna de humo, signos inequívocos de que el vuelo 498 se había estrellado.
36 pasajeros fallecidos eran norteamericanos, 20 de México, uno de Colombia y uno más de El Salvador. La investigación de la tragedia aérea concluyó que la avioneta había invadido el espacio aéreo del avión comercial. En los años ochentas los pequeños aeroplanos no estaban requeridos para portar transmisores de altura, hoy en día sí. Además había sido un tremendo error de atención de ambos pilotos al no haberse visto en línea horizontal.
No fue sino hasta el año 2006 que la ciudad de Cerritos, California honró a las víctimas del percance con la develación de un hermoso monumento. La escultura consta de tres partes, una ala grande que conmemora a las víctimas del DC-9 de Aereoméxico. Un ala más pequeña en memoria de los fallecidos de la avioneta y un pedestal que honra a los que murieron en tierra. Los nombres de todas las víctimas se hallan escritos en la hermosa creación.
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