“Debo tener más cuidado y dejar de comprar jitomates de México”, es lo primero que pensé después de leer el reporte titulado: “Producto de México”, ha dicho la abogada Cynthia Rice, quien representa a CRLA, (California Rural Legal Assitance), sin embargo ella más que nadie sabe de las prácticas ilegales ocurridas en ese estado que, sin no son objeto de una litigación apropiada, continuarán siendo tan perversas como en México.
En un campo para cultivo de espárragos de Stockton, los trabajadores mexicanos son hospedados en pésimas condiciones, aparte de pagar $1,500 dólares por el privilegio de trabajar por menos del salario mínimo.
Los supermercados de Estados Unidos están repletos de lechugas y jitomates cosechados en Salinas y el condado de San Diego, por compañías que violan reglamentos relacionados con el intenso calor y la sanidad, son firmas clasificadas erróneamente como “empacadoras” para evitar pagar las horas trabajadas en tiempo extra.
La leche que tomamos proviene comúnmente de lecheros “asalariados” o sea, de trabajadores que laboran sin parar entre 12 y 14 horas diarias, sin paga por el tiempo extra.
Según la abogada Rice, “diariamente recibimos en nuestras oficinas casos de abuso laboral mientras que las compañías agrícolas se modernizan con lo más avanzado en pesticidas a los que son expuestos los trabajadores, además de los casos de abuso sexual que hay más que nunca”.
Desde hace 49 años, CRLA ayuda en casos de explotación a los trabajadores del campo y es constante la necesidad de someter demandas, lo que nos hace pensar ante toda esta injusticia: ¿es el país que no vela por los intereses de sus trabajadores o son las necesidades naturales de industria agrícola?
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