El autollamado “Gobernador de la Educación”, no ha hecho amistades amigos en las universidades en las últimas semanas, a pesar de esforzarse por lograr más fondos para la educación. Bruce Rauner lucha por cambios presupuestales para otorgar $300 millones de dólares a la etapa escolar K-12, mientras que quiere reducir en $400 millones el presupuesto para la educación universitaria. En total su presupuesto gastaría $600 menos en los gobiernos locales y $1.5 menos en Medicaid, lo que significa robarle a Peter para darle a Paul.
James Applagate, director ejecutivo de la Junta de Educación Universitaria de Illinois, ha dicho que “este presupuesto limita más las oportunidades de obtener un título universitario a las personas que más lo necesitan”. Cuando hacemos decisiones como esta, al debatir los fondos de las pensiones, nos enfocamos en los problemas de la actualidad ignorando los riesgos para nuestro futuro.
Applagate, hizo otra gran observación al indicar que “nuestra fuerza para educar en Illinois es precisamente el camino para salir de esta crisis. Si el estado logra su meta de que el 60 por ciento de su fuerza laboral cuente con un título universitario, significa que habría más de $900 millones de solares más de ingresos en impuestos”. Las soluciones basadas en cortes suelen fracasar.
Se requieren fuertes decisiones, pero cortar en forma drástica lo que el estado gasta en la educación superior, pone en forma desproporcionada la deuda estatal sobre las espaldas de los más vulnerables habitantes de Illinois.
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