Los disparos contra la policía de Ferguson Mo., que causaron que dos oficiales resultaran heridos, es un recordatorio piara el público en general de que los policías arriesgan su vida diariamente y que son el blanco de los criminales.
Obviamente, su peligro es agrandado en el proceso de un arresto, pero los oficiales saben que también pueden ser atacados por personas insensibles y crueles durante protestas pacíficas como sucedió en Ferguson o, por supuesto, en muchos casos como es el de Nueva York con la muerte de dos policías en diciembre.
Hay algunos reportes noticiosos que describen cómo las protestas en Ferguson se han vuelto violentas, sin embargo, aunque esas manifestaciones han mostrado enojo, son por lo general pacíficas, pero son alteradas por alguien que dispara a distancia.
Cuando algunas protestas se tornan violentas es posible que propicien a los asesinos, el momento en el cual descarrilan el caminos hacia el progreso en mejorar las relaciones entre las comunidades. Los policías saben que pueden ser atacados por personas vengativas y crueles durante una protesta pacífica.
Nacionalmente, las partes envueltas en todos los frentes de diálogo y confrontación sobre vigilancia policiaca, o sea manifestantes, oficiales y prensa, deben trabajar para que no se les proporcione a los criminales ese poder.
Es muy posible que pronto sea establecido un programa nacional destinado a remediar estos males sociales para ser aplicado este año en pueblos y ciudades y si tiene éxito, se verá en departamentos de policía capaces de caminar mejor entre las líneas de su responsabilidad y la represión policíaca y otras entre la productiva relación con su comunidad de la gente a la que sirve.
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