Después de una tormentosa coyuntura que hiciera pensar a propios y extraños que la organización fundada en 1969 iba a desaparecer por “anquilosada” y “problemática” y cuando parecía incapaz de solucionar sus problemas, La Cívica está más dispuesta que nunca a continuar su misión a veces nublada y poco entendida: poner en alto las tradicionales Fiestas Patrias Mexicanas.
Durante cinco años y con la poca ayuda del cónsul general anterior que hizo más caso a ciertos “cangrejos” que descalificaban a la organización mexicana cada que le hablaban de ella, además del grupito de personajes que actuando el “o nosotros, o nadie”, se requirió de la paciencia mostrada por sus líderes para la espera paulatina de un cambio que, por fin, se hizo y con la reafirmación de las bases originales.
Graves fallas, unas extrañas a los directivos y otras causadas por los mismos, crearon durante varios años la imagen de una organización pro-blemática y débil, no obstante, nunca faltaron los buenos hombres y mujeres para enderezarla que vieron necesaria su entrega desinteresada con desvelos, trabajo, dinero, mucha voluntad y una respetable ración de vergüenza. Ahí tienen Ustedes los resultados, una Cívica con nuevos miembros, elementos jóvenes, nombres de prestigio para una etapa refrescante que contradice aquel llanto de sirenas de quienes, inclusive, crearon una similar organización.
Dado a dar nombres, evito hacerlo hoy, en una organización tan importante como ésta creo que es mejor no citarlos porque la causa es solo una: la decencia mexicana enraizada en la tradición y el patriotismo por México, en tierras lejanas, la presencia de niñas con trencitas adornadas del listones tricolores, los padres con sus hijos en brazos para que vean mejor el desfile, el resonar de las trompetas de una banda de guerra en las calles del centro de Chicago, el mar de banderas cada 15 de septiembre en el Millenium Park, el izar del Lábaro Patrio en la plaza del Daley Center cada 24 de febrero, y la colocación de ofrendas florales en la estatua de Lic. Benito Juárez el 21 de marzo, vale billones más que los egos que, además, nunca faltan en ninguna organización.
Su actual presidente, Miguel Zuno Jr. ligado a lo que pudiera decirse “el pasado” de esta organización no es “la vieja guardia”, es una persona que piensa por si sólo, sabe cuándo acudir a los experimentados elementos que son los mismos que, además la han logrado conservar contra viento y marea durante 42 años.
Mal siempre se ha hablado de la Sociedad Cívica Mexicana, pero tan mal hablan los que no han estado en ella, como los que están y otros que –es interesante- desearían ser parte de la misma, porque La Cívica ofrece escenarios y plataformas envidiables, no solo en los cívico, sino en lo social y en los político.
Me gusta la Sociedad Cívica Mexicana de Illinois, Inc. que veo, y como uno de sus principales críticos desde hace más de 30 años, también he sido uno de sus defensores, ya que en ella ni siquiera puede aplicarse la trillada frase del “mal necesario” porque la SCM es “un bien necesario”, un digno canal para que siga gritándose en las bonitas plazas de Chicago y a todo lo alto ¡Viva México! y ya se avecinan los días más apropiados para hacerlo, las celebraciones de “Mes de la Patria”.
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