Como ocurría durante buena parte del sigo pasado en Chicago, Nueva York, Los Angeles, Miami y en otras ciudades, continúan apareciendo casos en los cuales un inmigrante indocumentado, obtiene un certificado de nacimiento de alguna persona nacida en los Estados Unidos.
Una práctica más común entre los hispanos es obtener la de un amigo, familiar o conocido de Puerto Rico, generalmente se sabe que quien nace en la Isla del Encanto, nace siendo ciudadano de este país.
Hace seis años, el gobierno de Puerto Rico, aprobó una ley (en efecto desde el 2013), para declarar inválidas las actas de nacimiento de la isla mientras las cambiaba por otras más seguras, supuestamente infalsificables, con propiedades electrónicas de seguridad.
De esta forma, las autoridades de inmigración esperan que termine la práctica conocida por nuestra comunidad desde hace décadas. Con eso, el inmigrante dejará de adquirir también pasaportes de Estados Unidos y licencias de conducir.
Se ignora si esas medidas han dado los resultados esperados desde su aplicación hace tres años. La legislatura de Puerto Rico se vio obligada a actuar después de enterarse que el 40 por ciento de documentos falsos de identidad en los Estados Unidos, tienen que ver con las actas de nacimiento puertorriqueñas.
Las autoridades fiscales de Puerto Rico han realizado redadas en varias partes de la isla para destruir centros de falsificación y distribución de estos certificados de nacimiento, documentos por los cuales hay quienes pagan un mínimo de $2,5000 dólares.
Las autoridades de inmigración están convencidas de que la nueva ley puertorriqueña no hará desaparecer la falsificación de documentos, pero están seguras que hará menos atractivo ese negocio criminal.
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