Poblaciones como Cicero, Berwyn, Melrose Park, no lo tienen y hace falta, por eso Larry Suffredin, uno de los 17 comisionados que integran el gobierno del condado de Cook someterá una iniciativa de ley que se explica de esta forma: si un suburbio no somete en forma periódica los resultados de una auditoría como lo requiere la ley estatal, el sheriff Tom Dart estará autorizado para enviar a un inspector.
La ordenanza hará, por lo menos, que dichas autoridades locales tengan que someterse a una supervisión del inspector general del condado.
El trabajo de un inspector general en un suburbio, ya sea pueblo o villa, no sería tanto para descubrir malos manejos, pero los forzaría a aplicar formas de administrar más transparentes y con mayor eficiencia.
El ejemplo lo tenemos en Chicago donde en cinco años el inspector general Joe Ferguson, ha dado sugerencias que han tenido éxito en evitar gastos inútiles y su labor anticorrupción ha dado resultados sin precedentes.
En Fox Lake, el teniente Charles Joseph Gleniewics, quien el 1º de septiembre, se suicidó, se cree que tomó esa decisión después de que la nueva administradora del pueblo, Anne Marrin, empezó a hacer preguntas sobre cosas que él no quería que se enterara. Si en Fox Lake hubiese tenido un inspector general independiente, es muy posible que el teniente hubiese sido traído a cuentas mucho tiempo antes. Se hubiese dado cuenta que Glieniewicz no informaba cómo gastaba los fondos destinados al programa Explorers de entrenamiento para jóvenes.
Sólo 10 de los 140 suburbios de Chicago, entre pueblos y villas, han aceptado el ofrecimiento del sheriff Dart para que sean proveídos de un inspector general, estos son: Country Club, Crestwood, Dolton, Steger, Maywood, Richton Park. Robbins, Harvey, Midlothia y Broadview. Los habitantes de las demás poblaciones se beneficiarían si hicieran lo mismo.