El multimillonario de Nueva York llega hoy viernes a Chicago, cargando en sus espaldas todos sus errores cometidos con sus acciones y palabras, y lo peor para él, es que no podrá deshacerse de ese cargamento.
Los mismos billones de dólares que dice poseer le están causando problemas legales y fiscales que se agravan con su cada vez más sospechosa actitud de no revelar los reportes al IRS (Internal Revenue Service).
De las exageraciones de quien habla como si se dirigiera a un público de niños de tercer grado de primaria, y del bully que amenaza y se burla de sus rivales, con expresiones infantiles como “little Marco” “Lying Ted”, ha llegado a la vulgaridad que aleja al bloque cristiano, sobre todo de evangélicos que, aparentemente, lo han estado apoyando. Su referencia a la medida de sus órganos genitales en comparación a los de otro candidato, es a todas luces indefendible.
En la comunidad inmigrante del país, que no solo consiste en 11 millones de indocumentados, se están alejando los temores de que un hombre tan vulgar y tan ególatra llegue a la Casa Blanca, aunque aún existe a favor de Donald Trump la posibilidad matemática basada en la cantidad de delegados que ha ganado y que podría ganar en estados como Florida, y probablemente Illinois y California, pero si ganara, le quedaría después el salto principal, la Convención Nacional Republicana de los días 17 y 18 de Julio, donde esperan a Trump los guardianes del partido, donde esperamos, le digan “no”, esto, si se hace necesario, porque, quien empezara en junio insultando a la comunidad mexicana y al vecino país del sur, se ha empezado a desinflar.
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