Ante las noticias amarillistas dadas por quienes no profundizan en el caso, porque no les conviene a sus intereses políticos e ideológicos hay que reafirmar, primero, que en México se vive la peor ola de crimen y de violencia de su historia, en circunstancias que no son todas, creación, ni del gobierno ni de la sociedad sino el producto de un conjunto de fallas.
Lo malo que pasa en México con las drogas producidas principalmente en otros países, y con armas llevadas por el poderoso gigante del norte, el principal productor de armas en el mundo, hace a la nación víctima, aparte de contar con un sistema judicial, penal, in-operante desde hace más de 100 años.
Dicho lo anterior detesto la frase socarrona de que “en México, no pasa nada” que utilizan quienes quieren refutar –sin lograrlo- a los que sabemos que no toda la República está siendo afectada con la violencia causada por los enfrentamientos entre los cárteles, el ejército y la policía.
Son muchos los familiares y amigos que han ido y venido a su estado, ya sea Guerrero, Oaxaca, Michoacán o San Luis Potosí y ni siquiera hablan de lo malo porque vieron muchas cosas con relativa normalidad y muchos de estos viajeros han expresado su disgusto ente los medios en español de los Estados Unidos que hablan irresponsablemente y en forma desproporcionada de “baños de sangre”, “terror” y “masacres” cuando reportan hechos regionales o municipales.
En este México donde “no pasa nada”, pasa que la selección mexicana ganó la Copa de Oro, que ganó el campeonato mundial Sub-17 y se espera la inauguración de los Juegos Panamericanos en Guadalajara.
Pasa que ya te dan menos pesos por el dólar, porque la divisa verde está débil ante la fortaleza del peso; pasa, que no hay deuda externa y que la inflación es significativamente baja; pasa, que se hacen elecciones en los estados y no hay ni enfrentamien-tos armados ni protestas de fraude porque, en el campo político las cosas marchan relativamente bien, a pesar de la existencia de media docena de partidos.
En el plano judicial, las autoridades se anotan triunfos poco reconocidos por los medios en español de los Estados Unidos con el arresto de decenas de capos de los cárteles que, ojalá, todos fueran extraditados a los Estados Unidos para que no se vayan a escapar o se den vida de reyes en el siempre corrupto sistema carcelario mexicano.
No es sano hablar lindezas de un gobierno, cuando no lo es, si decimos que el presidente Felipe Calderón está haciendo las cosas perfectamente, pero desconocer sus esfuerzos que han dado buenos resultados, también esta mal, como está mal pintar de sangre todo el panorama mexicano cuando en la mayoría de los 32 estados de la República las cosas se desarrollan con normalidad, sin estar libres de las consecuencias del alto nivel del crimen.
Decir que “en México, no pasa nada” es desconocer lo que sí pasa: su estabilidad, sus triunfos. El país progresa, lástima que no lo haga con la rapidez que todos deseamos.
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