Hay en Illinois dos caras del derroche del dinero que se hace en forma sistemática: las diferentes autoridades escolares con los enormes salarios y pensiones de los superintendentes de los cientos de distritos escolares, y el empleo de guardias y policías en escuelas, donde se suspende a los estudiantes con días, semanas o meses en los que no deberán estar a escuela.
No son solo los estudiantes de la Kelly, del suroeste de Chicago, los que se quejan del gasto de fondos en policías y guardias de seguridad, hay otros de diferentes secundarias de la ciudad los que han presentado a la administración escolar una clara petición: que se gaste menos en policías y guardias de seguridad y más en consejería, asesoramiento, en programas deportivos, eso sí hará mejorar sus grados, sus niveles de aprovechamiento.
Es que los castigos con suspensiones, los atrasan más por delitos casi insignificantes como el de no vestir su uniforme o ser sorprendidos en los pasillos en horas de clase.
Se gasta en las secundarias 25 millones de dólares al año sólo en los policías, mientras que elsistema escolar padece un déficit de 612 millones por lo cual ha tenido que cancelar programas de capacitación y asesoría.
La elite de los superintendentes escolares (muchos de ellos en distritos que tienen poca razón de existir, según diferentes estudios) sigue premiándose con salarios de cientos de miles de dólares y con cantidades de jubilación que pasan de los 100 mil, por medio de un sistema al que alguien, probablemente la legislatura estatal, tiene que poner un alto.
A la ausencia de fondos para programas deportivos, que tanta falta hacen a la obesa infancia de hoy, hay quienes negocian a puerta cerrada las jubilaciones voluntarias de ciertos superintendentes.
Basta del derroche de dineros destinados a la educación, una bofetada a la misión noble de individuos e instituciones educativas y que pone en peligro el futuro de los niños.
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