Mientras se aclara el asunto del mapa político de Chicago, que puede ser con los actuales 50 distritos, con diferentes límites cada uno, o con los 25, una vez que haya sido cortado a la mitad si es este el caso, no se han visto los líderes latinos necesarios para ocupar los nuevos puestos.
Si en el Barrio de las Empacadoras habrá inminentemente un nuevo distrito, exclusivamente latino, (sin los pedazos de distritos vecinos) no se han visto aspirantes que salgan al ruedo y que empiecen a hablar de cómo ellos representarían a esta comunidad tan olvidada, y que ha sido utilizada como pelota que nadie quiere después de un partido mal ganado.
Contra el concejal Ed Burke, poderoso representante del distrito 14, nadie se ha lanzado con la seriedad requerida y si continuamos con esa misma timidez, este abogado continuará tan campante representando a los mexicanos por otras décadas más.
¿Quién se lanzará contra Richard Mell en el noroeste de la ciudad?. Este dinosaurio parece invencible ante la pasividad de los latinos de su distrito a sabiendas de que se avecinan cambios de representación cuando los habitantes anglos de la ciudad son menos.
A estas alturas, lo más que podemos esperar es que haya organizaciones comunitarias preparando a sus integrantes, probándolos para el momento de las contiendas que son costosas y que requieren de cientos de voluntarios, y lo menos que podemos esperar es que en cada uno de los nuevos distritos surjan concejales en potencia de la camada de activistas vista en los últimos años.
Sur Chicago, West Town, McKinkey Park, Brigeport, Rogers Park, Logan Square y Archer Hights, son comunidades en las cuales viven más latinos que hace 10 años y que deben contar con un nuevo dibujo con límites distritales para que sus residentes estén representados por uno de los suyos o, por lo menos, por uno que ellos mismos escojan, de la raza que sea.