Uno de los grandes problemas de nuestras organizaciones latinas del área de Chicago, es la falta de conocimiento sobre los sencillos reglamentos para dirigirlas y administrarlas, esa falla radica muchas veces, en que no se sabe para qué es o sirve la junta de directores, que en la mayoría de las ocasiones, está representada por la membresía en general o por representantes que esa membresía, con un presidente.
No confundir esa junta (board) con el presidente de la organización que junto con el tesorero o tesorera y la secretaria o secretario, encabezan las operaciones que pueden ser diarias, semanales, mensuales o anuales del club, asociación o comité,
Desgraciadamente la ambición y el ego de ciertos directivos suelen aparecerse asociados con su “amiga”, la ignorancia de los miembros y muchas veces de la misma directiva que se asusta con cualquier cosa que la junta y su presidente o “chairman” hagan o digan.
Tal es el caso de lo que está pasando con el Comité del Desfile Puertorriqueño, donde-afortunadamente- se están poniendo las pilas, uniendo y preparándose para que no les salgan con el invento de que la junta directiva puede más que un presidente que, como siempre, es elegido por la membresía en general.
Que no se dejen los del Comité, para que no pase lo que ha pasado en ocasiones con organizaciones como la Sociedad Cívica Mexicana y ciertas cámaras de comercio, donde hay ex-presidentes que continúan figurando en la junta directiva como “chairmans” que a veces pasa a ser solo un puesto, casi simbólico.
Las juntas, formadas generalmente por veteranos que fungen como legisladores o supervisores de una organización, no tienen más poder que la directiva, como muchas veces no es más el Congreso que el Presidente que cuenta con poderes ejecutivos.
Hay reglamentos universales escritos en el manual ampliamente consultado llamado Robert’s Rules of Order, que indican cómo llevar una junta, quién puede tener la palabra, cómo debe avisarse con cierta anterioridad para reuniones importantes. Dichas reglas no harían tanta falta si se contara con el sentido común que es lo que debe reinar en toda organización con la democracia, el poder de la mayoría, avisando con tiempo a todos los miembros en caso de juntas, respetar el derecho al voto que deben tener todos los integrantes de la organización.
Saber un poco, leer lo básico de los reglamentes sobre organizaciones, evitarían en nuestra comunidad tanta división y malos entendidos, (lo mismo que tiene a la mayoría de las federaciones mexicanas divididas), de esa falta de preparación básica, se aprovechan bien oportunistas y abusivos que fácilmente se creen dueños de una organización.
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