El racismo nuestro de cada día

La muerte a tiros del joven Trayvon Martin, de 17 años de edad en un pueblo de Florida, tiene todos los aspectos complicados de una sociedad multirracial y todo qué ver con el problema universal del color de piel.

En la comunidad negra de los Estados Unidos, y en la misma sociedad de algún país de la África negra, el mismo color de la piel tiene sus complicaciones cuando es sabido que una persona negra puede discriminar a alguien que tenga una piel más obscura. “Rogaba porque mi hijo no naciera tan negro” dijo una madre afro-americana, no porque fuera a rechazar a su vástago, sino porque sabía que en la sociedad lo iban a aceptar mejor si lucía menos un color intenso hacia lo obscuro.

Lo ocurrido en Sanford, FLa., el 26 de febrero ha surgido al escenario de las noticias tres semanas después de los hechos y las sospechas de racismo han aumentado porque el oficial voluntario que le dio muerte, porque George Zimmerman quien es de tez más clara (hijo de anglo y latina), las acusaciones aumentan debido a que Zimmerman no ha sido acusado de nada, al indicar que le disparó porque creía que en sus manos traía lo que parecía ser una arma, cuando en realidad tenía un bote de té “energizante” y una barra de dulce.

Surgen tres preguntas obligadas. ¿Si el oficial que le disparó hubiese sido afro-americano y de color obscura, se hubiesen iniciado las protestas tan extendidas nacionalmente? ¿Si el mismo oficial hubiese matado a un blanco por el supuesto error por el que le dio muerte a Tryvone, se hubiese elevado el mismo nivel de protestas? ¿Si el oficial hubiese sido negro y su víctima un joven blanco estuviese hoy tan libre como Zimmerman? La respuesta a las tres preguntas es la misma: no.

Cualquier acto de violencia y odio en contra de otra persona basado en las diferencias del color de la piel es condenable y repulsivo, pero en una sociedad integrada por personas imperfectas, que cometen errores basados en aspectos, apariencias y estereotipos, es difícil evitar casos de violencia en las que hay víctimas inocentes. Casos como el de Tryvon nos recuerdan a Rodney King, golpeado en la vía pública por la policía causando graves disturbios en Los Ángeles hace más de 20 años.

Por no ser “güeros”, los latinos tenemos nuestro propio rosario de abusos en nuestra contra desde hace más de 100 años, los asiáticos lo mismo, al igual que los indios americanos y los judíos en esta misma nación y no se diga de los 300 años de esclavitud contra los negros. Todo por las apariencias y el color de la piel.

Mesura, comprensión y compasión con una gran voluntad del gobierno para castigar los diferentes delitos de racismo, es lo que debe reinar en casos de ataques alentados por la diferencia racial, en esta sociedad que se jacta de moderna, no debe quedar nadie sin castigo simplemente porque ha sido “favorecido” con una piel diferente, no obstante, esto no garantiza que no vayamos a saber en el futuro, de más muertes de jóvenes inocentes como Treyvor.