ESPECIAL/NSN.- La Batalla de Puebla ocurrida el cinco de mayo de 1862 sucedió en una de las más violentas y caóticas etapas de la historia de México. El país había ganado finalmente su independencia de España en 1821, después de una lucha difícil y sangrienta, además de varias batallas internas y golpes de estado, incluyendo la guerra méxico-americana ocurrida entre 1846 y 1848, y la Guerra Civil de 1858 que habían arruinado la economía.

Durante ese período de luchas, México había acumulado grandes deudas con muchos países, incluyendo Inglaterra, España y Francia que exigían se les pagara. Una deuda similar con los Estados Unidos había quedado saldada después de la Guerra Civil. Pero Francia estaba ansiosa de extender su imperio y utilizó la deuda para continuar creciendo con la meta de establecer su propio gobierno en México.

Al enterarse de las intenciones expansivas de Francia, España e Inglaterra le retiraron su apoyo y cuando México terminó de hacer los pagos a Francia, esta instaló como emperador a un pariente del Emperador Napoleón III, el Archiduque Maximiliano de Austria.

México hace frente a la invasión

Francia invadió por la costa del Golfo de México, por el estado de Veracruz y empezó a marchar hacia la Ciudad de México a unos mil kilómetros de distancia. A pesar de que el presidente Abraham Lincoln simpatizaba con la causa de México (por lo cual es honrado en ese país), Estados Unidos tenía su propia Guerra Civil por lo cual estaba imposibilitado de ayudar.

Dirigiéndose hacia la capital mexicana, el ejército francés encontró gran resistencia en Puebla, en los fuertes militares ubicados en Loreto y Guadalupe. Encabezado por el general Ignacio Zaragoza Seguin, un ejército pobremente armado de aproximadamente 4,500 soldados detuvieron y derrotaron al bien armado ejército de Francia consistente en 6,500 soldados.

La victoria fue un momento glorioso para los patriotas mexicanos y fue de inspiración para su tan ansiada unidad nacional, además, para una histórica fecha de celebración.

Por desgracia, la victoria duró poco. Al saber de la derrota, Napoleón III la usó como pretexto para volver a invadir México, inclusive contra los deseos de la misma población francesa. 12 meses más tarde 30,000 soldados llegaron a México, fue cambiado el ejército mexicano por las tropas francesas y fue instalado Maximiliano de Austria.

El gobierno del Emperador fue breve, de 1864 a 1867. Terminada la Guerra Civil de los Estados Unidos, este país empezó a proveer apoyo político y en armas para echar a los franceses, lo que produjo el arresto de Maximiliano y su fusilamiento con dos líderes conservadores de México, en el estado de Querétaro.

A pesar de la eventual invasión francesa que le siguió, el Cinco de Mayo se honra a los soldados mexicanos y al general Zaragoza, que derrotaron a un ejército tal vez superior en fuerza, pero no en el coraje necesario para el triunfo.