El partido gobernante de México, PRI (Partido Revolucionario Institucional), sostuvo con dificultades una mayoría legislativa con la que podrá navegar con relativa facilidad el Congreso de 500 diputados.
Aparte de los resultados de las elecciones legislativas, 40 millones de mexicanos acudieron a las urnas para elegir a nueve de los 31 gobernadores que tienen la República, 16 delegados en el Distrito federal y 640 legisladores estatales y más de mil presidentes municipales.
Las elecciones del pasado domingo reflejan la poca aceptación del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, con un bajo nivel de aprobación entre las ansiedades causadas por la violencia, la impunidad y la corrupción.
Las elecciones darán pie a que los jefes del PRI ya empiecen a tratar a Peña Nieto como “el presidente saliente” para empezar a planear en torno a su sucesor.
Por su parte, el Partido Acción Nacional (PAN), de derecha, que bajó de perfil desde terminada su etapa de dos sexenios, debe optar por un nuevo liderazgo si desea sinceramente forjar la imagen de una oposición real. Mientras tanto la izquierda que estaba concentrada en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) continuará dividida con la salida de su principal activista Andrés Manuel López Obrador.
Un punto indicativo de la mala situación en que están todos los partidos, se vio en los comicios del domingo: el independiente, Jaime Rodríguez Calderón, apodado “El Bronco”, ganó ampliamente la gubernativa del industrial estado de Nuevo León.
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