La izquierda, socialista y pro-comunista, es la que está inyectando las calumnias sobre un cardenal argentino que fue “cómplice” de la guerra sucia de los 80’s, cuando la dictadura militar de su país perseguía, torturaba y desaparecía a lideres de la oposición.
Al saberse de la elección de un cardenal de Argentina, sacan a relucir algo ya refutado, no solo por el mismo arzobispo Jorge Mario Bergolio, elegido la semana pasada Jefe de la Iglesia Católica, sino por los mismos rivales más apegados a lo moral que implica verdad y respeto.
El Papa argentino no es el primero, desde hace décadas se acusa al Papa Pío XII, (y aun en la actualidad) el no haber hablado contra la dictadura de la Alemania nazi y haber guardado “silencio” durante los abusos del fascismo encabezados en Italia por Benito Musolini, pero no hay nada más falso, tanto, que el mismo gobierno de Israel ha reafirmado que, por el contrario, fue por oficios de aquel Papa por el cual fueron protegidos destacados judíos, sin embargo, a Pío XII fallecido en 1958, se le sigue acusando.
Es el mismo jueguito de los enemigos de la Iglesia Católica y de líderes católicos como vimos en México con el filósofo y político oaxaqueño, José Vasconcelos, de quien un historiador judío me dijo “Fue un ideólogo revolucionario que después se asoció con un grupito de nazis mexicanos y de ahí no se supo nada de él”. Palabras del profesor Frederick Katz, pero conociendo la vida de Vasconcelos, su liderazgo como educador y primer candidato presidencial de la oposición al PRI y uno de los precursores del Partido Acción Nacional, no tuve más que una expresión de decepción ante Katz, fallecido hace varios años en Chicago.
Es un camino ya muy andado de los anticatólicos que se caracterizan por ser judíos, masones, ateos, comunistas, socialistas e izquierdistas, o simplemente creyentes de otras religiones, no obstante, hay en esos mismos grupos, voces claras y moderadas que por respeto a la milenaria institución practican la cautela al no conocer las bases de ciertas acusaciones.
Se espera que al Papa Francisco le lluevan más ataques, no solo por las falsedades de haber sido “cómplice” de los militares argentinos, sino por otras falacias y otros pecados sociales, morales y políticos tan extendidos por los medios de prensa y en las redes sociales.
En esto radica también la grandeza de la Iglesia, en resistir, superar calumnias y escándalos, reales o ficticios y tomar los caminos de la compresión, del perdón y agrandar el de la fe, y eso lo que hará destacar y triunfar al gobierno eclesiástico de este Papa argentino.
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