El Papa Francisco llegará a los Estados unidos el 22 de septiembre y traerá esperanzas de lo que pudiera hacer por el catolicismo estadounidense, pero pocas de esas metas son tan urgentes como la de reafirmar el papel de los latinos en su iglesia e inspirarlos para que se queden en ella.

Aproximadamente, el 38 por ciento de los católicos adultos de este país son latinos, y según CARA, siglas de un centro especializado en la investigación sobre apostolado de la universidad Georgetown, los latinos ya forman la mayoría de los católicos en muchas diócesis.

Pero esos números crecen, como crece a un ritmo menor, la ola de latinos que dejan la Iglesia Católica. La inmigración y el alto índice de nacimientos de los latinos católicos, han ayudado a recuperar las pérdidas, ayudando a que la población de 68 millones de católicos de los Estados Unidos siga creciendo.

Sin embargo muchos latinos no se quedan como en el pasado. En el 2006, solo ocho de cada 10 latinos que crecieron siendo católicos, se quedaron en la Iglesia como adultos, esa cantidad bajo a siete en los últimos 10 años, según CARA y como muchos latinos en sus países de origen, se están uniendo al movimiento de la Iglesia Pentecostal o abandonando todo tipo de religión organizada, lo que causa alarma en los obispos de los Estados Unidos.

En partes del norte y del medio oeste se han visto crecimiento en el número de católicos y esto se debe al también crecimiento de las comunidades latinas. Del 2000 al 2011, la población latina creció en un 100% en Georgia y en esta arquidiócesis de Chicago, la población de católicos está integrada por un 50 por ciento de latinos.

José Vera, quien es fiel de una parroquia con 20 años trabajando en granjas para la cría de pollos, dice que le gusta el “énfasis puesto por el papa Francisco en la compasión como la forma de atraer a los católicos que se han ido. No tenemos que ser unos expertos en hablar sobre Dios, simplemente vamos y le damos a la gente la mayor de nuestras sonrisas”, dijo Vera un domingo al salir de misa y agregó: “no necesitamos una gran escuela, no aprendernos toda la Biblia. Solo venimos para oír lo que nos dicen”.