Nunca secará el ligero pero inagotable debate sobre si somos latinos o hispanos, lo que viene a colación una vez más en este Mes de la Hispanidad.
Lo hispano tiene que ver con el idioma y el origen racial de una parte nuestra, el español (o caste-llano) y España; lo latino abarca más en nacionalidades porque se extiende a todo lo que tiene origen latino, o sea la cultura y –en este caso- los idiomas francés, italiano, portugués y, por supuesto, español, unidos a esto están los países en los cuales en América Latina hablan portugués y francés.
No obstante y debido a la diversidad de destinos que han tomado otras nacionalidades en los Estados Unidos, especialmente los italianos, quienes con todos los derechos se dicen latinos, vale hacer la diferencia, ya sea por el idioma y por nuestros orígenes: mexicano, guatemalteco, cubano, argentino, colombiano, etc.
Hemos detectado ciertas diferencias políticas y sociales en los dos términos y los activistas liberales de nuestra comunidad nacional optan más bien por el término “latino” , tal vez en rechazo a lo que, pudieran argumentar, a la herencia negativa de un dominio de más de 300 años, que ahora, han dicho, nos tiene en desventaja, lo que es discutible.
También son de respetarse las causas y motivos de los que preferimos llamarnos hispanos y no debe haber quien hagan grande y agrio un debate que para la mayoría es irrelevante.
El mes de la herencia hispana, o latina, se celebra en todo el país, con referencias a lo que han hecho tantos personajes importantes, hombres y mujeres, de apellidos tan familiares como Chávez, González, Cruz, Rodríguez y Bermúdez, por respeto a su obra, a su legado, debemos de ser incluyentes y receptivos entre nosotros mismos, especialmente en este Mes de la Hispanidad (del 15 de septiembre al 15 de octubre), que concluye mañana sábado.
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