NSN.-Las abundantes mensajes publicitarios de la mayoría de los abogados y abogadas pregonan el máximo acercamiento con sus clientes en potencia con palabras como “pueblo”, “comunidad”, “latinos” y “raza”, para crear una confianza casi siempre inexistente con un público ya conocedor del sinfín de abogados que les han fallado o engañado.
No es ese el caso de Hugo Alejandro Ortiz y afirmarlo se puede comprobar con una plática sencilla que quiso ser entrevista, porque sencilles es lo que irradia este joven abogado de 28 años de edad, que, a poco tiempo de haberse graduado de leyes, ha instalado sus oficinas a solo unas cuadras donde fue a las escuelas, ya fuera la primaria “César Chávez” o la “Seward”. Casi en frente de donde platicamos con él, esta la iglesita del Inmaculado Corazón de María, donde hizo su primera comunión. Si esto no es el caso del abogado que quiere trabajar para su barrio, entonces no sabemos qué es. No por nada, es el único abogado con oficinas en el Barrio de las Empacadoras.
Siendo un niño, Hugo estaba lejos de pensar en que se convertiría en abogado, nos cuenta cómo “creía que iba a ser como los demás, trabajar como obrero. Alrededor de mi solo veía mucha gente que trabajaba en fábrica” y llegar a ganar $500 semanales era su máxima aspiración. Sin embargo debido a que era buen estudiante, “mis maestros me aconsejaban y me decían ‘te quiero ver en el colegio, tienes que ir a la universidad’”, y tal vez los consejos hubiesen quedado en el olvido, sin embargo también lo animaron los ejemplos de sus hermanas hasta que él mismo vio su superación académica. “Vi que ellas se estaban superando, a pesar de muchos problemas financieros y fue cuando llegó el momento en que supe que era posible estudiar una carrera”.
Otros consejos más de superación para que capitalizara lo que parecían buenos grados obtenidos también en la secundaria, se resumen en una historia feliz: su graduación como abogado de la prestigiosa escuela de leyes John Marshall, después de haberse graduado de Ciencias Políticas de la Universidad De Paul. El especialista en casos de compensación por accidentes de trabajo, fue entrevistado en sus recientemente inauguradas oficinas ubicadas en el segundo piso del 4440 S. Ashland.
Nos habla de casos de heridas en el trabajo, de ayudar a toda persona que haya sufrido un accidente en su lugar de empleo, donde sus patrones se niegan a compensarlo debidamente. Reafirma que “si el patrón le dice al trabajador que ha sido herido que no está asegurado, no importa lo que diga el patrón, los derechos de trabajador son los mismos: tiene que ser compensado”.
Hace énfasis en que “la corte suprema de Illinois ha dicho que los trabajadores sin papeles tienen derechos” pero para esto se deben ayudar “y para que ejerzan sus derechos deben ir a un hospital, a una clínica, con la policía, porque estos casos se respaldan con documentación médica”.
No cree en que acudir a un abogado represente necesariamente un gasto de miles de dólares, toda vez que se cobra el 20 por ciento de lo ganado, si no se gana, no se cobra, por lo que espera contar con muchos “casos de heridas personales en el lugar de trabajo, en accidentes automovilísticos, cuando alguien se cae en una casa. Siempre que haya una herida física”.
La víctima de un accidente en el lugar de trabajo es beneficiada con una ley de Illinois que obliga a toda compañía a contar con un seguro contra accidentes, por lo cual la persona, en estos casos, debe sentirse muy confiada en que ganará su caso si acude a un abogado especializado en accidentes.
Sonríe ante la ironía de la ley que, necesariamente, ha puesto precio a cada parte del cuerpo que haya sido perdida, lastimada o quedada sin un uso normal. “Una mano vale más que otra, un dedo más que otros…es el estado el que le ha dado valores a ciertas partes del cuerpo para en caso de demanda”. Así como cuando el demandante es padre de familia, queda herido o muere dejando a su familia urgida del dinero de la compensación. En su oficina pueden atenderse otros casos criminales, violencia doméstica, DUI y de violaciones de tránsito. “Si esa no es mi especialidad, yo le puedo ayudar a toda persona que entre a mi oficina porque me encargo de ponerle a una persona que va a tomar su caso. No cobro por ninguna consulta”.
Nos hace ver una de sus grandes ventajas como latino y completamente bilingüe para casos en los que es muy común llevar a un interprete para los clientes que no hablan inglés, y para lo cual se contrata a un intérprete completamente independiente de las dos partes “y mi ventaja de ser abogado bilingüe es que puedo vigilar que el intérprete haga bien su trabajo”.
¿Qué esperas de tu comunidad? Fue una de nuestras preguntas al abogado Hugo Ortiz, quien, sin titubear, mostró su responsabilidad como persona profesional. “No es tanto que yo espere algo del barrio, es más lo que la gente espera de mí. De esa gente lo único que espero es su confianza. Aquí las puertas siempre están abiertas y el teléfono siempre es contestado”.
Su carisma y su muy sociable forma de ser, y el que sea muy joven y con títulos en Leyes y en Ciencias Políticas, además del amor demostrado por su barrio, obligan a la pregunta sobre sus posibles aspiraciones políticas, pero en forma muy seria responde: “no me interesa, hoy no hay planes, pero no cierro las puertas, quizá en el futuro”.