No cabe duda, la ignorancia es el peor de los males de la humanidad. Es la ignorancia la peor enemiga de los inmigrantes indocumentados y les da luz negativa en estas campañas presidenciales, lo que afecta a 11 o 12 millones de indocumentados.
A todo esto, no ayudan medios de información que, se supone, deben saber más que nadie de lo que informan pero no ayudan y como ejemplo de tantas falacias divulgadas, está la de esta semana con la “amnistía” para los indocumentados sobre la cual falló la Suprema Corte, aunque no hay tal amnistía, este término fue muy utilizado el lunes cuando se sabría de los resultados de las deliberaciones en la Suprema Corte.
Amnistía es algo más delicado, utilizada después de las guerras para perdonar a débiles o enemigos, para perdonar “a quienes hayan cometido delitos políticos”, es como lo pone el diccionario de la Real Academia.
Los mismos medios abusan al ilustrar el caso de los inmigrantes sin documentación y difunden imágenes en las que se ve a jóvenes saltando el muro del sur de la frontera, a familias nadando para atravesar el Río Bravo, a individuos huyendo de los agentes de inmigración, cuando el caso tiene otra cara, la de los que ya están trabajando en fábricas, en campos de cultivo, en restaurantes, cortando el césped, plantando árboles, produciendo para el país.
Además, menos del 60 por ciento pasan las fronteras nadando, saltando la barda o por túneles, los demás entran por Canadá, o llegan por avión o barco y son asiáticos, europeos o africanos.
Por otra parte, los políticos que quieren el reconocimiento de los derechos de estos inmigrantes, han agregado la ciudadanía como parte de una reforma migratoria, cuando ciudadanía es lo que menos quieren hoy los inmigrantes sin papeles, lo que quieren es la “green card” trabajar en paz, que se les otorgue un número de Seguro Social, parte del estatus que les permitiría viajar a su país, visitar a sus padres.
Esa ignorancia tan arraigada, es la que produce discursos anti-inmigrantes de políticos oportunistas que explotan imágenes desagradables del indocumentado para rasgarse las vestiduras en nombre de una dignidad nacional, falseada.
Pasadas estas elecciones, espero, habrá tiempo para reflexionar y ver mejor las cosas en beneficio de millones de familias, que merecen mejor trato, de los políticos y de la prensa.
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