Faltan meses para que se decida quienes serán los candidatos presidenciales de los tres partidos políticos más importantes de México, pero en el sentir del pueblo en las apuestas hay dos partidos, PRI y PAN.
No quiero descartar al PRD que tiene sus méritos, inclusive, posibilidades, pero, para basar este argumento hay que destacar algo en lo que sólo confía el PRI y en un sector de ciudadanos mexicanos que votarán: los jóvenes de 18 a 25 años quienes recuerdan poco y saben menos de los desmanes que el PRI-gobierno cometió en sus 70 años de reinado.
La palabra “reinado”, no está ajena a la realidad y tiene poco de metáfora, porque los presidentes, desde Plutarco Elías Calles hasta Carlos Salinas de Gortari, no actuaban de otra forma más que como verdaderos reyes, tenían a los estados como virreinatos, nombraban gobernadores, y a los alcaldes de las ciudades más importantes del país, algo que los jóvenes mexicanos de hoy deben saber, aunque, ante los cambios realizados, se recistan a creerlo.
Esos jóvenes que cultiva hoy el PRI con mentiras y medias verdades, saben poco o no han leído del Negro Durazo, del general Mariles, de presidentes como José López Portillo, (el de la esposa de cascos ligeros) de los presidentes Díaz Ordaz y Luis Echeverría, mandatarios que tuvieron que ver todo con la matanza de estudiantes en Tlatelolco; y qué de cir de los saqueos de los hermanos Salinas de Gortari.
Deben saber, sin tener que documentarse mucho, de las masacres: la del Jueves de Corpus, la de campesinos en Aguas Blancas y del encarcelamiento de líderes opositores de fama nacional como Valentín Campa, Demetrio Vallejo, José Trinidad Cervantes y Salvador Nava Martinez, y de cuando el ejercito disparó contra el pueblo en la plaza de armas de San Luis Potosí, y en la hoy conocida Plaza de los Mártires, el 2 de Enero en León, Gto. Hubo muchas masacres más, obra de policías y soldados a la orden del presidente y sus incondicionales, que la prensa sabía, pero no podía reportar.
Eso y más sucedió sólo en las últimas décadas del PRI gobierno, lo que no nos debe extrañar, porque su fundador, Elías Calles, tenía bien probado su poder dictatorial con la persecución, expulsión, y asesinato de sacerdotes, lo que causó que los cristeros se levantaran en armas. Hoy mismo se padecen las consecuencias por obra de quienes quieren regresar al poder, queriendo ocultar décadas de fechorías realizadas en casi todos los rincones del país de donde, afortunadamente, surgieron los mismos mexicanos que cansados de tanto abuso rechazaron el estado de cosas con el cambio realizado en las urnas el 2 de julio del 2000.
Hoy, frente a los comicios nacionales, y 12 años después de la derrota del PRI gobierno, la juventud mexicana debe echar un vistazo al México de sus padres y abuelos, y olvidarse, por unos momentos, del You-tube, el Twitter y el Facebook, y de las telenovelas, medios que utiliza hoy el PRI para hacerlos olvidar que hubo un México fuerte y valiente, pero acosado y perseguido.