Nos hemos estado olvidando de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es una parte muy importante del gobierno de los Estados Unidos, igual de importante que la presidencia, igual de importante que el Congreso, lo que pasa es que, con estas controversias sobre las leyes de inmigración, poco se habla de ella, hasta que llegan arriba las demandas que, en la mayoría de los casos, terminan a favor de los inmigrantes indocumentados.
Entre la algarabía de la política y las campañas, el amarillismo de los noticieros y las controversias raciales y sociales, sazonadas con una crisis económica y de desempleo que no cesa, se ha olvidado que hay una constitución escrita en sus bases por quienes son considerados históricamente “padres de la nación”, todos inmigrantes e hijos de inmigrantes.
Desmenuzando el contenido general de la Carta Magna, puede verse cómo habla de derechos, respetos y de la dignidad del ser humano para TODOS los que estén en el territorio que conocemos como los Estados Unidos de América.
No por nada, tantas leyes municipales, estatales y de los condados que se han escrito para perseguir a millones de inmigrantes sin papeles, tantas medidas que causan su re-chazo y su deportación, han topado y toparán, en la Suprema Corte, que ya ha declarado algunas de esas leyes locales como inconstitucionales porque en ellas no se respeta al ser humano y sus derechos de vivir y trabajar después de que se hayan violado leyes fundamentales entre las que no está, la de haber ingresado al país sin unos papeles oficiales que lo hagan “residente”.
El negar que una familia puede vivir en un pueblo o en una ciudad, el negarles a los niños de esa familia su ingreso a una escuela y que un obrero no puede trabajar para el sostén de su familia, roza en forma tosca las leyes constitucionales, supe-riores a reglamentos municipales y leyes estatales.
Eso de que se niegue la ciudadanía a los niños y niñas nacidos aquí de padres indocumentados, si se aprobara, toparían duro con la Suprema, igual que otras leyes racistas, solo se requiere que se hagan las demandas necesarias para que, cuanto antes, sean declaradas inconstitucionales por la máxima corte.
Esto del E-Verify, el aparatito electrónico creado desde hace varios años para determinar si los documentos de unos trabajadores son legales, auténticos o falsos, también se estrellará contra los muros de la Suprema Corte, tiempo después de que alguien inicie la demanda, sino es que ya va camino a Washington.
Mientras los senadores y los congresistas se pelean, y los candidatos republicanos compiten para ver quien es más antiinmigrante y se contradicen, y en la Casa Blanca el presidente no quiere hacer nada, los sheriffs como Joe Arpio y sistemas como el E-Verfy, serán declarados ilegales alpegar con éste nuestro tercer riel de la salvación: la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
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