No hay forma de traducir directamente la palabra “gentrification”, intentarlo sería inútil, pero es fácil interpretar su significado que en forma liberal sería causar la salida de los residentes de una zona, o de una comunidad, para que en su lugar vivan otros.
El problema de la “gentrification” radica en las formas en que se provoca ese cambio de residentes de un barrio y con motivos, que generalmente han sido económicos, aunque hay quienes implican el racismo y la discriminación como la causa principal. Dicho lo anterior, esta práctica no es solo de Chicago, hay casos muy claros en Los Ángeles, Washington, D.C. y Nueva York, en los cuales se ha visto que no solamente negros y latinos son presionados a dejar sus comunidades, sino también los anglosajones.
No ha sido fácil discernir sobre la “gentrification” que se ha visto en Pilsen, que desde hace años ha causado reacciones por parte de quienes, aparentemente, están en contra de la llegada de personas de origen anglosajón, y se han oído voces que piden calma y comprensión y que denuncian las expresiones de odio, más calma se ha visto en Humboldt Park donde también hay menos puertorriqueños que antes.
Sin embargo, hay estudios urbanos que arrojan cada vez más luz sobre este fenómeno y para sorpresa de muchos, las comunidades negras sufren por igual el problema así como los anglos.
Robert Sampson, sociólogo de la Universidad de Harvard, encontró datos que socavan los argumentos del supuesto racismo indicando que “en Chicago hay barrios con una considerable cantidad de anglos de la clase trabajadora, que han sido más afectadas por este cambio de gente que los habitantes de áreas donde la población negra es negra en un 40 por ciento”.
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