La Secretaría de Educación de los Estados Unidos, ha enviado a 300 escuelas católicas del país, tres de ellas del área de Chicago, “certificados de excelencia” por el trabajo en educación y superación académica de sus estudiantes.
Esto debe servir de recordatorio a las “conservadoras” familias latinas, específicamente a las mexicanas, que no deben dejar de pensar en la mejor alternativa escolar para los niños, las escuelas católicas, que en nuestros pueblos de origen también se presentaban con una calidad superior en la preparación académica de los alumnos.
En los Estados Unidos gozan de prestigio, no solamente las escuelas parroquiales, sino todas las escuelas privadas, tan necesarias en las ciudades donde la problemática en los sistemas públicos de educación, perjudican la buena labor de los maestros y el progreso de sus alumnos. Se cuenta en el país con escuelas privadas y de otras religiones, que también preparan en forma excelente a los niños y que comparten el prestigio de un índice muy bajo de jóvenes que se salen de la escuela secundaria sin graduarse y un elevado nivel de graduados que ingresan después a la universidad y obtienen un título.
Lo dicho es confirmado por la escuela secundaria “Cristo Rey”, de Pilsen, una de las mejores de Chicago, que al igual que otras, que no son públicas, han merecido el elogio del gobierno, que sabe bien que los estudiantes graduados de las escuelas parroquiales tienen -con mucho- mayores posibilidades de éxito.
De las escuelas públicas, entre las que hay unas muy buenas, la mayoría adolecen de muchos problemas: seguridad pública, problemas económicos, laborales y políticos, lo que da al traste con el aprovechamiento académico de los alumnos que necesitan un “imput” mayor de sus padres para sobresalir y triunfar en el camino a obtener un título universitario profesional.
Por otra parte, hay padres con hijos en las escuelas públicas que no aprecian lo que aprenden sus hijos y no toman en cuentan sus escuelas porque son gratuitas, no les cuesta nada y pocos aprecian lo que no les cuesta y es en esto donde radica precisamente una parte del éxito de las escuelas “de paga”: que los papás quieren resultados según el dinero que han pagado, que realmente no es mucho; más gastan muchos papás en viajes de placer, en vacaciones, en lujos del hogar, que no importan tanto como una buena educación.
Se padece en nuestras comunidades latinas de los Estados Unidos el flagelo de la deserción, de las pandillas, del desempleo y la pobreza, esto solo se puede contrarrestar con una buena preparación académica que está mejor garantizada por las escuelas parroquiales que por las públicas, entonces es enorme el sacrificio –y hay padres que lo hacen- el de esforzarse para hacer que sus hijos asistan a una escuela privada, con lo que evitarán un problema mayor y garantizarán un mejor futuro para sus ellos.
Independientemente de la escuela a la que vayan, hay que dedicarles tiempo a los hijos, pero hay que hacer el esfuerzo por invertir en su preparación para alejarlos de los peligros sociales y morales, de lo contrario, tal vez más se tenga que gastar después , y duele decirlo, en visitarlos en una cárcel, o en un hospital.
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