Una de las historias más antiguas de asesinato en el estado de Illinois, es la de Peggy Van Noy y el juicio de su marido Nathaniel. Ambos llegaron a establecerse en un pedazo de tierra del condado de Menard, allá por 1820. Su propiedad estaba al pie de un espeso bosque, justo a la mitad del camino entre Springfield, la capital actual del estado y el pueblo de Beardstown.
Cuenta la leyenda que el propio Nathaniel Van Noy ofrecía trabajos de herrería a los viajantes mientras que su esposa preparaba comida. Sin embargo, Nathaniel se desaparecía por largos periodos de tiempo para regresar forrado en billetes. Nadie sabía con certeza, ni aún su propia esposa el origen de tanto dinero.
El 27 de Agosto de 1826 un hombre y su hija se detuvieron a descansar en la casa de los Van Noy. Al llamar a la puerta descubrieron que ésta se encontraba abierta y en el interior descubrieron el cuerpo de Peggy Van Noy en medio de un gran charco de sangre ya seca mientras que su esposo se hallaba ausente. La noticia corrió pronto un alguacil fue traído desde el pueblo.
Al revisar la propiedad se descubrió el secreto de la fortuna de Van Noy, le encontraron placas y utensilios para la falsificación de dinero. El falsificador viajaba a otros estados para gastar el dinero falso y recibir como cambio dinero auténtico, amasando así una pequeña fortuna. Van Noy regresó a su casa sin sospechar nada y fue detenido y encarcelado.
En vano fueron sus intentos de explicar la falsificación de dinero así como el asesinato de su mujer. Nathaniel Van Noy fue condenado a morir ahorcado el día 20 de Noviembre de ese mismo año. Aquí la leyenda se torna más interesante aún, pues resulta que un doctor de Springfield, de nombre Addison Philleo garantizó a Van Noy reanimarlo después de su muerte a cambio de una olla llena de monedas de oro que el supuesto asesino guardaba en el bosque. Ambos rufianes sellaron el trato y la ejecución se llevó a cabo, Van Noy murió en la horca ante la mirada de cientos de morbosos.
El Dr. Philleo exigió que le entregaran el cuerpo del ajusticiado, alegando que era en favor de la medicina moderna ya que él garantizaba devolverle la vida a un muerto. Las autoridades bajaron el cuerpo de Van Noy más se negaron entregarlo completo al doctor. El sheriff en turno ordenó cortar el cuerpo en pedazos ante la mirada aterrada de los ahí presentes.
El aberrante espectáculo fue oportunamente detenido pero el cadáver ya había sido mutilado. Hasta el día de hoy, hay relatos sobre aparecidos y fantasmas en el bosque de Springfield, donde las almas de los Van Noy vagan sin encontrar descanso mientras que cientos de valientes han buscado sin éxito la olla con monedas de oro supuestamente escondida en el corazón del bosque.
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