La muerte de Teresita Basa

Teresita Basa era una de las enfermeras más queridas del hospital Edgewater en Chicago. La mujer había nacido en la Filipinas en 1929. A sus 48 años ya había logrado convertirse en la jefa del departamento de terapia respiratoria, una verdadera historia de éxito y del sueño americano. Tristemente, en Febrero de 1977 un terrible incendio arrasó con su departamento  y los bomberos hallaron el cuerpo parcialmente carbonizado de una mujer. La porción superior del cadáver era irreconocible, había sido colocado bajo una cama.

El único detalle notable era el cuchillo enterrado en el pecho justo en el corazón. La autopsia demostró que el cuerpo perteneció en vida a Teresita Basa, además de haber sido violada murió de cuatro salvajes puñaladas. Hubieron varios sospechosos sin embargo la policía no pudo encontrar al asesino de la enfermera. Este terrible homicidio se mantuvo archivado por más de veinte años sin ser resuelto. No fue sino hasta 1997 en que Remy Chua, compañera de trabajo de Teresita se encontró casualmente con Alan Showery un ex-trabajador de mantenimiento del hospital Edgewater quien no sólo recordó a Teresita sino también comentó sobre su lamentable asesinato y violación. La policía jamás había revelado al público ciertos detalles del caso, mucho menos  el ataque sexual, eso hizo sospechar a la Sra. Chua quien pronto acudió a las autoridades.

El detective Joe Stachula se presentó en el domicilio de Alan Showery quien después de veinte años estaba jubilado y se había convertido en abuelo de cinco nietos. Al abrir la puerta de su casa y recibir al policía Showery solamente dijo: ‘Por fin vienen por mí…’ El abuelo de 77 años había acudido a la casa de la enfermera a reparar su televisión una vez ahí la arrinconó y abusó de ella, la mató para no ser denunciado y quemó el departamento para intentar toda huella. No figuró en la lista de sospechosos porque ya había sido despedido del trabajo seis meses antes y había quedado en arreglar el aparato de Teresita antes del despido. Por más increíble que parezca, Alan Showery fue condenado en 1999 a sólo 14 años de prisión.