En 2006 Peggy Young, entregó una nota de su doctor a su jefe en la United Parcel Service (UPS), en la cual el médico le pedía no levantar paquetes de 20 libras o más en las primeras 20 semanas de su embarazo y después no más de 10 libras hasta su parto. Su trabajo requería que levantara cosas más pesadas, lo que hizo que Young no pudiera trabajar manejando y entregando paquetes durante su embarazo.

UPS se negó asignarla a un trabajo de menos exigencias físicas, por lo cual ella pidió un permiso para ausentarse temporalmente y sin salario.
El miércoles de la semana pasada la Suprema Corte escuchó este caso y podría dar un fallo que afectará a millones de mujeres que desean tener hijos. El caso está basado en la naturaleza del embarazo, una condición diferente a otros problemas de inhabilidad física.

En 1976, la misma corte falló en el caso General Electric Co. vs. Gilbert, indicando que el embarazo no caía en la categoría de diferencias de sexo del Acta de la Derechos Civiles de 1964, a pesar de que dos años más tarde el Congreso enmendó la ley poniendo en claro que la mujer embarazada debe recibir las mismas consideraciones que “otra persona no afectada igual pero en forma similar en su habilidad o inhabilidad para trabajar”.

UPS favorece a los trabajadores que heridos en el trabajo pero no a los que resultan heridos fuera del trabajo como era su regla, cuando Young trabajaba ahí estando embarazada y recibiendo el mismo trato como ocurriera si uno de sus compañeros hubieses sufrido un accidente fuera del trabajo. En tribunales menores, ese reglamento ha sido aceptable indicándose que refleja ley que prohíbe tratar a la mujer diferente a como se trata a los compañeros hombres.
Sin embargo, UPS ha cambiado su posición, ya ofrece trabajos livianos a las mujeres embarazadas. Por lo menos la Suprema Corte debe fallar ahora para que los hombres, cuando estos son heridos en su trabajo, y si la Corte apoya lo que hace UPS, el Congreso debe aprobar nueva legislación fresca que aclare sus intenciones.