Apartir del pasado viernes, hay vuelos regulares tipo chárter con pasajeros de la Habana al aeropuerto O’Hare de Chicago y viceversa, se espera que otros vuelos se agregarán después los días lunes, como otra forma de iniciar una reapertura entre Estados Unidos y Cuba.
Hay cubanos que se oponen a estos vuelos regulares con personas que regularmente podrán viajar a la isla y estar de regreso en unos cuantos días y han apoyado el embargo comercial, o sea, que no haya el comercio más mínimo entre los dos países como castigo al régimen de los hermanos Fidel y Raúl Castro, sin embargo, hay otros cubanos que creen que, además de que el embargo perjudica más al pueblo que al gobierno, el mismo significa una cerrazón que a nadie beneficia.
El diálogo, la apertura en cualquiera de las formas, es siempre mejor que el no hablarse ni negociar con un país del mismo hemisferio y lo que ha hecho el embargo es dar una imagen de víctimas a los gobernantes comunistas y agrandar la enemistad y la rivalidad no solo provenientes del gobierno, sino del pueblo que, al saber de esta prohibición de negociar con Cuba, ven mala fe y le dan razón a los Castro en sus constantes diatribas contra Estados Unidos.
Tenía que provenir del gobierno de la Casa Blanca esta apertura hacia Cuba donde, algún día, se permitirá la libertad de expresión, de reunión y de acción, y con ello, el viajar libremente fuera de la isla para regresar a la misma, el salir y entrar de los cubanos a su país, como hacen los habitantes de la mayoría de países del orbe. Que el turismo, el comercio y la diplomacia, tomen el lugar que hoy ocupan el embargo, el escape y el exilio.
Estos iniciales vuelos de los viernes entre Chicago y la Habana podrían ser el principio del fin del embargo que, si se creó para castigar el gobierno comunista, ha perjudicado más al pueblo cubano.