Días antes de la Navidad, después de que un juez federal ordenara al Departamento de Seguridad Nacional que liberara a las familias que estaban en centros de detención, la administración Obama optó por iniciar el Año Nuevo con deportaciones masivas. Diferentes fuentes reportan que se trata de familias centroamericanas que han huido de la violencia en sus países.
El domingo pasado nos enteramos que Homeland desarrollaba su plan. En una familia, una mujer informó que varios agentes de inmigración tocaron a su puerta diciendo que buscaban a un persona negra, ella les contestó que ahí no vivía nadie con dicha descripción, de todos modos, los agentes entraron y se llevaron a una mujer hondureña con su niño de 9 años de edad.
El Presidente Barack Obama debe de impedir este tipo de redadas, la acción de sus subordinados es doblemente triste, al realizarse en los inicios del año y envía un mensaje de desamparo y rechazo a las comunidades de inmigrantes. No es el tiempo, nunca lo es, de realizar redadas, si no de aplicar un sentimiento de humanidad.
ICE (Immigration and Cuostums Enforcement), ha utilizado maniobras racistas para ingresar a las casas y hacer deportaciones, algo que todo inmigrante indocumentado debe aminorar al exigir a los agentes el apropiado documento de cateo (Warrant) con el nombre de la persona que buscan.
Como se ve y según diferentes reportes de las áreas cercanas a la frontera y de no pocos casos reportados en Illinois, estas acciones hacen pensar que Obama, quien actúa con las deportaciones, no es peor que Donald Trump, con su retórica anti-inmigrante.
Más que nunca, la Nación necesita prácticas de inmigración justas y humanas, no de rivalidades en las cuales se usa a los inmigrantes como blancos de la politiquería.
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