No son pocas veces las que escuchamos a un oficial, que al graduarse de la Academia de Policía de Chicago dice “siempre quise ser policía”, por eso el día de su graduación comparten la alegría con sus padres, su esposa y sus hijos, son policías con vocación, quienes optaron por esta profesión con el pecho “enchido de emoción” cuando se gradúan de la academia, muchos de los cuales son maleados después, contaminados con el oportunismo y el cinismo de las manzanas podridas.
¿Cómo o por qué actuar en contra de un detenido de fuerza como se ha visto decena de veces en diferentes partes de los Estados Unidos, como se hizo contra Luquan McDonald cuando se negaba a soltar una navaja?. Tendríamos que estar ahí y ver para juzgar con certeza, pero en este más reciente caso de Chicago, hay un video oculto durante más de dos años en el cual se ve al policía darle 16 disparos al adolescente de 17 años, aún así, todavía creo como injusto el decir que el oficial no sea un “guardián del orden” por vocación.
Ante tantos reportes de evidencia, producto de los policías (una minoría) captados en video se produce en muchos lectores el cinismo y reaccionan con una pregunta hecha con sorna: “cuál vocación”.
No olvidemos de los policías que en un lote baldío de Chicago se pusieron a jugar fútbol con los niños negros de un barrio pobre de Chicago, quise haber podido fotografiar a una patrulla que la semana pasada, en el cruce de las calles Ashand y 43, interpusieron el vehículo policial para proteger a una anciana al ver que no llegaría a la acera sin que se pusiera la luz roja.
En otras partes del país hay evidencias de policías con verdadera vocación como hace tres semanas cuando en una feria muy concurrida, un policía cargaba a un niño negro poniéndolo sobre sus hombros para ver si así reconociera a sus padres que lo habían perdido, pero el pequeñito terminó dormido en los brazos del uniformado.
Cuando un oficial de Nueva York, que no podía ver que un pordiosero estuviese en la calle y sin zapatos cuando había temperaturas gélidas y fue a comprarle unas botas, que él mismo le puso en conmovedora escena, captada por una transeúnte sin que el policía se enterara. Eso es vocación, aparte están las muestras de reconocimiento hechas por sus mismos departamentos a policías que van más allá de lo que les exige el deber.
Lástima que en esta moneda de la realidad policiaca haya otra cara, con oficiales como el que le disparó 16 veces a Mc Donald, en el incidente del 20 de octubre del 2014 en el cruce de las calles Kildare y 41St. Miedo, precaución, error, odio, son factores que tienen que ponerse en la balanza cuando se sabe de hechos lamentables de ciertos policías, lo que no es suficiente para poner en duda su vocación de servicio.
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