Con todo el potencial que tienen la Cámara de Comercio de La Villita para hacer las cosas bien o empezar a planear para que salgan cada vez mejor, no lo hizo, al menos desde el punto de vista de un espectador como lo fui el pasado domingo.
El patriotismo del evento fue aportado por las bandas de guerra y las esporádicas escenas con el Padre Miguel Hidalgo con el estandarte de la Virgen de Guadalupe; por otra parte, las organizaciones de oriundos, que podrían hacer más si se les pidiera y apoyara, aportaron muestras patrióticas de la fecha, pero, fuera de esto, todo fue casi igual que en años anteriores. ¿Por dónde empezamos? El trailer de una escuela de manejo, y un camión sisterna de otra escuela de conducir para quienes deseen obtener su licencia comercial, estaciones de radio exhibiendo su música popular, estaciones de televisión mostrando sus persona-lidades, empresas desde State Farm hasta McDonald’s promoviendo su imagen.
Los que lo presenciaron, muchos de ellos padres con sus niños en brazos, descansaron del ruido que surgía de las carrozas con grupos musicales al pasar una columna poco vista en el pasado, integrada por un contingente de decenas charros que, por lo menos, son, desde hace siglos, el símbolo inequívoco de la tierra mexicana.
La veterana Cámara pudo haberlo hecho mejor ahora que vimos su acercamiento a quienes la pudieran sesorar sobre cómo este gran evento puede ser genuino y apegado a la fecha que se celebra, más familiar y menos comercial. La poderosa organización de comerciantes que dirige Alex Castro puede alejarse del comercialismo y “vender” el desfile como lo que debe ser: artístico, patriótico, y sin perder el apoyo de las empresas patrocinadoras que, estoy seguro, no rechazarían la calidad de una publicidad sublime y efectiva, con tal de ser parte de un acto visto por decenas de miles de personas.
El argumento más fácil ante la realización de los desfiles de la calle 26, como se han hecho desde hace más de 30 años, es el de que “a la gente les gustan” y es cierto, y es el mismo de los organizadores de otros desfiles realizados en estas fechas que, igual, no mejoran, pero nuestra gente no merece un desfile de promociones comerciales con camiones y compañías que van a su barrio a gritarle ¡compra!, ¡, ¡consume!, ¡yo soy el mejor!, ¡yo te cobro menos!, ¡yo sí te entiendo!.
Tratándose de una organización comercial como es Little Village Chamber of Commerce, no debe ser fácil hacer cambios para presentarle al “respetable” lo que merece, sobre todo cuando el personal de la entidad organizadora cambia, es limitado.
Sin embargo, demanda mejoras un desfile que prsenta casi lo mismo del año anterior que fue similar al de hace dos décadas, no por nada hay comerciantes de la misma Villita que se han reusado a participar porque han opinado que el evento, por más multitudinario que sea, está lejos de reunir las cualidades de “un buen desfile”.
Si a las compañías agradan estos desfiles, a la comunidad mexicana no, le salen debiendo. Pueden empezar a pagarle con eventos más dignos a partir de septiembre del 2013.
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