L
os legisladores de Illinois y el alcalde de Chicago, dicen que necesitan más dinero para construir y reparar escuelas, calles, puentes y carreteras y que por eso quieren fondos que se pudieran obtener de otros cinco casinos.
La ley aprobada hace ya varios meses pasó con el apoyo de las ma-yorías demócratas en la confianza de que, con un gobernador de su mismo partido las piezas de los naipes políticos, para hacerla realidad, caerían en su lugar. No ha sido así.
El gobernador Pat Quinn no ha querido firmar la ley en la espera de negociaciones para la creación de algo que, no puede ni debe ser, a largo plazo, la solución a los problemas económicos de los gobiernos, estatal o municipal, y no es que los casinos no vayan a producir dinero, van a producir, muchos millones de dólares por año, pero será dinero de nosotros mismos, que si no vamos a gastar en otros diversiones y juegos que hay en el estado, lo vamos a dejar a unos cinco casinos más, y para mi es como hacer un hoyo, sacarle tierra y tapar otro.
No es una ley para la creación de más fábricas, parques, o estadios, se trata de establecer centros de apuestas donde se toma de todo tipo bebidas y hasta la droga va a repartirse en esos lugares con el siempre latente peligro de que, quienes se divierten en esos lugares, puedan adquirir la adicción al juego, a las apuestas que, como el alcohol y las drogas, de tanto y tanto crean adicción, otro mal que separa y arruina familias.
Un problema más: los casinos que quieren poner, uno en Chicago y cuatro en pueblos cercanos a la ciudad, le quitarán clientes, jugadores y visitantes que acuden a los casinos ya establecidos en Elgin, Aurora, Joliet, Desplaines y Hammond, que perderán ganancias, despedirán emplea-dos y dejarán de percibir los millones de dólares que destinan hoy para obras públicas. Otro caso de los que hacen un hoyo para tapar otro.
No soy tan puritano, pero aún lejos de las implicaciones morales, más casinos en una misma área urbana no tiene lógica, no es práctico y parece ser que, de los políticos, solamente el gobernador Quinn ve el peligro de esta ley, tal y como fue aprobada.
Cinco casinos más para ir a condivertirse y apostar, con más posibilidades de perder que de ganar (en esto se basan los centros de apuestas) este sólo argumento refuta categóricamente el que utilizan los que están a favor de la ley, basada en la creación de empleos y la producción de impuestos. Si se aprueban las licencias para cinco casinos más se verá a corto plazo, un caso más del remedio que resulta peor que la enfermedad.
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