El famoso “Lipstick Killer”, acostumbraba dejar mensajes escritos en la escena de sus crímenes con lápiz labial. Dicho asesino purgó una condena de 65 años en prisión antes de su muerte apenas el 5 de Marzo del año 2012 Desde los 11 años, Heirens se dedicó a robar en las tiendas hasta que después de varios robos fue arrestado y enviado a la correccional de menores. No fue sino hasta 1945 en que empezó a destacar por sus estudios y a los 17 años fue admitido en la Universidad de Chicago donde volvió a robar y a cometer sus primeros asesinatos.
El 5 de Junio de 1945 Josephine Ross fue encontrada muerta en el interior de su apartamento del 4108 N. Kenmore. La mujer de 43 años fue apuñalada varias veces. El 20 de Diciembre del mismo año en el 3941 N. Pine Grove fue encontrada Frances Brown, la mujer fue apuñalada con saña. La policía la halló con un cuchillo aún clavado en el cuello y en la pared de su departamento se encontró escrito con lápiz labial: “Por Dios Santo, atrápenme antes de seguir matando, no me puedo controlar”.
El peor de los asesinatos fue cometido en contra de una niña de escasos 6 años de edad. Suzanne Degnan desapareció de su domicilio del 5943 N. Kenmore en medio de la noche. Una escalera había sido utilizada para sacarla de su cuarto y haberla llevado a una locación desconocida. Al cabo de unas horas se encontró la cabeza de la niña en una coladera cerca de su domicilio. Más tarde encontraron sus piernas y el tronco mientras que sus brazos fueron hallados casi un mes después a solo 3 calles de su residencia.
Luego de varias detenciones, la policía no tenía ningún sospechoso en custodia. Tontamente William Heirens se hizo arrestar por entrar a robar a una tienda. Una vez detenido fue sujeto a rigurosos interrogatorios y a severas golpizas y acabó por confesar haber matado y desmembrado a la pequeña Suzanne Degnan. En uno de los juicios criminales más irregulares en la historia legal de Illinois, el estado presentó pruebas dudosas plagadas de inconsistencias y errores. Incluso, ni las huellas digitales de Heirens se parecían a aquellas tomadas en la escena del crimen, lo único que importaba era encontrarlo culpable y sentenciarlo.
William Heirens fue encontrado culpable en los tres asesinatos y condenado a tres cadenas perpetuas consecutivas. A los 78 años de edad le fue negada la libertad a pesar de ser un anciano enfermo. Finalmente murió de complicaciones derivadas de la diabetes a los 83 años. Muchos expertos en criminalística aseguran que Heirens era inocente.
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